La UE anuncia un Fondo de Innovación de 10 mil millones de euros para tecnologías de baja emisión de carbono

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La Comisión Europea quiere que Europa siga estando a la vanguardia en materia de tecnologías limpias, por esa razón el 26 de febrero anunció un programa de inversión por un valor de más de 10.000 millones de euros para tecnologías de baja emisión de carbono en varios sectores, con el fin de impulsar su competitividad global. La Comisión pretende lanzar la primera convocatoria de propuestas en el marco del Fondo de Innovación ya en 2020, seguida de convocatorias periódicas hasta 2030.

La actividad innovadora de la UE en materia climática, tal y como se reveló durante la presentación del programa, tiene una serie de beneficios para la salud y la prosperidad de los europeos con un impacto inmediato y tangible en la vida de las personas, desde la creación de empleos verdes locales y el crecimiento económico, hasta hogares energéticamente eficientes, aire más limpio, sistemas de transporte público más eficientes en las ciudades y suministros seguros de energía y otros recursos.

El comisario de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, ha declarado que el objetivo es seguir construyendo una economía moderna, competitiva y socialmente justa, alineada con los Acuerdos de París y para todos los europeos.

«Para que esto suceda» -añade Arias Cañete- «necesitaremos el despliegue de tecnologías limpias e innovadoras a escala industrial. Es por eso que estamos invirtiendo para llevar al mercado tecnologías altamente innovadoras en industrias de uso intensivo de energía; en captura, almacenamiento y uso de carbono; en el sector de energía renovable y en almacenamiento de energía.

Por una Europa neutra en carbono para 2050

El 28 de noviembre de 2018, la Comisión Europea adoptó una visión estratégica a largo plazo para una economía próspera, moderna, competitiva y climáticamente neutra para el año 2050: Un planeta limpio para todos.

La estrategia muestra cómo Europa puede liderar el camino hacia la neutralidad climática al tiempo que preserva la competitividad de sus industrias invirtiendo en soluciones tecnológicas realistas. Esta transición también requiere una mayor ampliación de las innovaciones tecnológicas en los sectores de energía, edificios, transporte, industria y agricultura.

Transición energética: ¿amenaza u oportunidad?

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Por Guillermo Amann & Paloma Sevilla, miembros del Comité Gestor del Foro para la Electrificación, para Expansión

La Unión Europea, de la mano del paquete legislativo “Energía Limpia”, está liderando un proceso de transición energética que nos conduce hacia un horizonte descarbonizado en el año 2050.

La próxima década va a ser critica para poner a Europa, y a todo el planeta, en la senda de limitar el calentamiento global por debajo de los 2ºC e, idealmente, de 1,5ºC.

Cabe preguntarse si este gran reto, al que también estamos comprometidos como consecuencia de los llamados “Acuerdos de París”, ¿supone una amenaza o bien una oportunidad?

España acaba de presentar su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que plantea la necesidad de electrificar la sociedad y la economía, como vía para alcanzar los citados objetivos de descarbonización.

El vector energético eléctrico ha demostrado su capacidad para incorporar fuentes de energía renovables en su mix de generación de forma cada vez más competitiva. Parece, pues, lógico pensar que la electrificación de la economía va a producirse de una forma natural.

El uso de la electricidad deberá extenderse a todos los sectores; especialmente a aquellos que, por su demanda energética, son cruciales para este proceso, como es el caso de la edificación, el transporte y la industria.

El sistema eléctrico debe prepararse, no solo para soportar volúmenes sensiblemente superiores a los actuales, sino también para dar cabida a nuevas funcionalidades. Una transformación que exige reforzar y digitalizar las redes eléctricas en todos sus niveles de tensión y, muy especialmente, en la baja.

En efecto, este cambio de nuestro modelo energético va a requerir de unas redes de distribución fuertes, malladas y digitalizadas. Será necesario contar con un marco regulatorio estable, que permita acometer razonablemente las inversiones necesarias -que, en el caso de las redes, ascenderán a cerca de 30.000 millones de euros hasta 2030-.

Solo así será posible incrementar significativamente la capacidad de generación de origen renovable; integrar tales puntos de generación en todo el sistema eléctrico; electrificar usos energéticos como el transporte terrestre y la climatización; dar cabida a nuevas formas de suministro; y empoderar al consumidor, de la mano de herramientas como los contadores eléctricos inteligentes.

España cuenta con unas redes sólidas y seguras; no obstante, los nuevos retos exigen no solo no bajar la guardia, sino elaborar planes de inversiones exigentes y complejos cambiando el paradigma convencional del cobre y el voltio al paradigma 4.0 del microchip y el tratamiento de datos. La tarea no es fácil, pero nuestra industria, en toda su cadena de valor, dispone de capacidad contrastada para desplegar de forma eficiente la tecnología que ya existe y la que, sin duda, seguirá viniendo.

De este modo, la buena noticia es que la industria eléctrica española está preparada para adaptarse a esta transformación. Los fabricantes de equipos, los proveedores de soluciones, servicios y sistemas y los operadores de las redes de transporte y distribución, están en la vanguardia mundial en sus ámbitos respectivos. Todos ellos ven en la electrificación una oportunidad de crecer en sostenibilidad, riqueza y empleo.

El sector eléctrico se apunta al reto siendo consciente de la dificultad, pero sintiéndose capacitado para afrontarlo. Electrificando la economía conseguiremos ser más competitivos y contribuiremos significativamente a la ineludible lucha contra el cambio climático.

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Energy consumption continues to rise in Europe: Eurostat

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Energy consumption in Europe rose for the third consecutive year in 2017, pulling the EU further away from its 2020 energy efficiency objective, according to official figures published on Thursday (7 February)

Energy consumption in the EU increased by 1% in 2017, according to Eurostat.

Primary energy consumption amounted to 1,561 million tonnes of oil equivalent (Mtoe), while final energy consumption reached 1,222 Mtoe. Both increased by around 1% compared to the previous year, Eurostat said.

Energy production and use, including transport fuels, account for some 80% of the EU’s greenhouse gas emissions, making energy consumption a key indicator in the fight against global warming.

In 2017, primary energy consumption in the EU was 5.3% above the efficiency target for 2020, while final energy consumption was 3.3% above target.

And the long-term trend is not encouraging either. Since 1990, consumption has fallen by only 0.4%, Eurostat indicated.

“The gap to energy efficiency target for 2020 continued to widen,” the EU’s statistical agency said in a note.

The EU has set itself a 20% energy savings objective for 2020, which is roughly equivalent to turning off 400 power stations, according to the European Commission.

Wendel Trio, director of Climate Action Network (CAN) Europe, said the slow down of progress in energy efficiency was “worrying” and called on EU national governments to take urgent action.

“EU Member States need to think twice if they believe that the energy efficiency targets will be achieved by themselves. On the contrary, they require implementation of bold measures for energy savings in all sectors,” Trio said.

“With science clearly indicating that short-term climate action is crucial to keep temperature rise to 1.5°C within reach, the Eurostat data on energy consumption should sound an alarm bell for the EU over the need to do more and to do it faster,” he added.

“It’s the economy”

Samuel Thomas is a senior advisor at the Regulatory Assistance Project (RAP), an independent NGO.  According to him, the figures “should not be a surprise” and are mainly explained by GDP growth.

“It’s the economy. Between 2014 and 2017, EU gross domestic product grew at its fastest rate since the mid-2000s and, however much we would like to kid ourselves, economic activity is not yet meaningfully decoupled from energy consumption,” Thomas said in a recent opinion article.

With only a year to go until 2020, he says Europe’s best chance of meeting the energy efficiency targets are related to uncontrollable events, like an economic slowdown, or an exceptionally warm winter.

Creación Comité Máquinas Eléctricas Rotativas

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El sector energético en general, y el eléctrico en particular, tienen que hacer frente al desafío de cambio de paradigma que va a suponer la entrada en vigor del conjunto de Reglamentos y Directivas europeas conocidas como el “Paquete de Energía Limpia”.

Se prevén muchos cambios en el sector como consecuencia directa de la implementación de medidas relativas a eficiencia energética, cuotas cualitativas y cuantitativas de penetración de energías renovables, modelos de gobernanza del sector, incremento de la sostenibilidad del transporte, etc. Probablemente en menos de tres años el ecosistema del sector eléctrico habrá evolucionado mucho más que en los diez anteriores.

En este contexto global hay amenazas como la citada, pero también se abre una oportunidad esplendida para crecer. Las redes eléctricas de transporte y distribución, en todos sus niveles de tensión, van a necesitar cada vez ser más “inteligentes”, más fiables, más robustas frente a ciberataques y más eficientes. Y en todo esto es donde los fabricantes de AFBEL competimos con nuestros productos, servicios y soluciones frente a las grandes corporaciones de fuera de Europa.

La Asociación de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctrico (AFBEL) tiene como misión impulsar el desarrollo y el crecimiento del Sector de Bienes de Equipo Eléctricos promoviendo la integración y utilización competitiva de las tecnologías más eficientes del sector, con el objetivo de colaborar en el desarrollo energético de la sociedad española a través de sus infraestructuras eléctricas.

AFBEL aglutina a los fabricantes españoles de equipamientos de media y alta tensión para la red eléctrica, tales como transformadores, aparellaje, apoyos metálicos, motores, convertidores, pararrayos, sistemas de alimentación ininterrumpida, grupos electrógenos, nuevas tecnologías y equipos para redes inteligentes.

Para completar el ámbito de actuación de AFBEL, el pasado mes de febrero de 2019 se ha creado el COMITÉ MÁQUINAS ELÉCTRICAS ROTATIVAS en el seno de AFBEL (Asociación de Fabricantes de Bienes de Equipos Eléctricos).

Aglutina a los fabricantes de ALCONZA (Presidencia), ABB (Vicepresidencia) y WEG IBERIA.

Con este Comité se busca vigilar y realizar seguimiento cercano de todos los aspectos que afectan al día a día de nuestras empresas en lo relativo a las Directivas Europeas (WEEE2, REACH, Ecodiseño…), Legislación Nacional (Directiva de Baja Tensión) y Normativas que nos afectan directamente.

Para ello, AFBEL cuenta con el apoyo de su Asociación homóloga europea conocida como CEMEP.

Entre otros aspectos, desde este COMITÉ se pretende fomentar la implementación del enfoque de Economía Circular, máquinas eléctricas, seguimiento de la Ley de Morosidad, Ley de la Industria 4.0, y muchas otras más.

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Un mundo más eléctrico y más limpio

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Por Leonardo Hervás, miembro del Comité Gestor del Foro para la Electrificación, para Cinco Días

Los Estados deben plantearse seriamente las acciones para cumplir con el Acuerdo de París

Queda apenas un año para que entre en vigor el Acuerdo de París y los Estados miembros deben plantearse de forma seria las acciones que van a realizar para poder cumplir con los objetivos medioambientales planteados.

En la COP24 que se ha celebrado este mes en el seno de las Naciones Unidas se presentó el Emissions Gap Report 2018. Este informe analiza la distancia entre la senda de emisiones con las políticas y objetivos actuales y las sendas que serían consistentes con el objetivo de frenar el calentamiento global en 2 grados y 1,5 grados respectivamente. Las conclusiones del informe son claras: aún es posible cumplir los objetivos marcados en París, pero los compromisos adquiridos actualmente por los Estados no serán suficientes para evitar una subida superior a los 2 grados centígrados.

Se puede debatir mucho sobre los caminos a seguir para cumplir con este reto, pero lo que parece claro es que el mejor CO2 es el que no se emite. Atendiendo al desarrollo tecnológico actual y al uso intensivo de energía de la sociedad, el camino deberá contar con un mayor protagonismo de la electricidad, una energía que se puede generar sin emitir CO2 a la atmósfera, es barata, fiable, eficiente y limpia.

La Agencia Internacional de la Energía lo pone de manifiesto en su informe anual presentado el pasado mes de noviembre, asegurando que la electricidad será la estrella del proceso de transformación. Considera que el potencial de la electricidad es enorme, asegurando que es técnicamente viable que el 65% de la energía final consumida sea eléctrica. En España hoy el porcentaje que supone la energía eléctrica está en el 24% y, según Deloitte, para cumplir con los objetivos medioambientales deberíamos avanzar hasta un 35% de electrificación en 2030. Es posible que a un ciudadano de a pie le digan poco estos números. Quizá baste con que pensemos que al menos deberíamos ser capaces de sustituir por electricidad la energía que almacenan los combustibles de los depósitos de nuestros vehículos, y ser más eficientes medioambientalmente en la forma en que consumimos energía en nuestros hogares y en nuestros trabajos.

Para conseguir este incremento del uso de la electricidad, primero tendríamos que ser capaces de producir una mayor cantidad de electricidad sin emitir CO2. Por suerte, la tecnología ya permite generar energía renovable a un precio competitivo y, no solo eso, también existen alternativas renovables gestionables que junto con tecnologías de almacenamiento nos permitirán iniciar el proceso de transformación del mix energético. Este proceso no será inmediato, requerirá planificación y suficiente tiempo para garantizar un relevo con garantías en todos los sentidos: técnicas, medioambientales, económicas y sociales.

Una vez que tengamos suficiente capacidad de generación, tendremos que asegurar que esta energía pueda llegar a los ciudadanos cuando estos la necesiten y, al menos, a los niveles de calidad actuales. Las redes deberán afrontar dos retos muy relevantes: por un lado, deberán ser capaces de gestionar la presencia mayoritaria de fuentes de generación condicionadas por la disponibilidad del sol y del viento. Y, por otro lado, se atisba un futuro en el que el papel del consumidor cambiará radicalmente. Las nuevas tecnologías, la digitalización, el desarrollo del almacenamiento o el vehículo eléctrico permitirán transformar al consumidor en un actor activo dentro de una red cada vez más interactiva.

Por último, nos quedaría que los ciudadanos eligieran la electricidad para sustituir a las otras energías más contaminantes que se usan en la actualidad. En este ámbito, los aspectos de mayor potencial de crecimiento estarían en la calefacción y climatización de nuestros hogares y, cómo no, en el desplazamiento por carretera. No cabe ninguna duda de que el coche eléctrico nos permitiría conseguir una reducción decisiva de las emisiones de CO2 y contribuiría a que los habitantes de las ciudades disfruten de un aire más limpio. Poco a poco hay mayor presencia de vehículos eléctricos de todo tipo en las ciudades y vemos cómo se desarrollan modelos de negocio que son rápidamente adoptados por los ciudadanos; por ello es una cuestión de tiempo que esta tecnología limpia se imponga.

La Agencia Internacional de la Energía puso de manifiesto en su informe que, para que se produzca esta transformación, las señales de inversión vendrían dadas en un 70% por las políticas de los Estados y solo en un 30% por señales de precios de los mercados. Ante esta situación, es preciso que los Gobiernos y los representantes de los ciudadanos cobren conciencia del reto, de su magnitud, y tomen medidas claras para iniciar el camino. Es necesario un consenso de Estado que no se vea afectado por intereses políticos de corto plazo.

Pero no solo los Gobiernos han de actuar: los ciudadanos también tenemos que hacerlo pues somos nosotros quienes, en última instancia, decidimos cómo consumimos y qué tipo de energía. Aquí hay mucho camino por hacer. Tenemos que reflexionar sobre cómo usamos la energía pues muchas veces la consumimos de forma innecesaria. También deberemos plantearnos si no habría otras alternativas más limpias y eficientes. Sin duda, podemos hacer nuestro día a día más limpio con la electricidad: cocinar, calentar o refrigerar nuestros hogares, desplazarnos para ir a trabajar o visitar a nuestras familias…

Como ciudadanos tenemos que concienciarnos sobre la importancia que tiene dejar un futuro viable a las generaciones venideras. Tenemos que actuar desde nuestro día a día y exigir a nuestros representantes políticos que impulsen de forma decidida el cambio.

Las redes eléctricas claves para la electrificación de la economía

redes eléctricas

Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL

Fiel a los compromisos adquiridos en la COP de Paris, la Unión Europea está impulsando el desarrollo hacia una economía baja en carbono y más eficiente en el uso de los recursos, mediante distintas políticas energéticas que se han concretado en unos objetivos de obligado cumplimiento, siendo éstos para el horizonte 2030-2050 muy ambiciosos. La transición hacia la descarbonización de nuestra economía es, hoy, una realidad y la adopción de estos objetivos demuestra que la Unión Europea quiere liderar este proceso de cambio. Es una realidad que todos los agentes involucrados en el sector energético están trabajando en soluciones cada vez menos emisoras de CO2, pero es también evidente que el vector eléctrico es el que está consiguiendo logros más evidentes con unos grados de penetración de generación de origen renovable impensable hace unos pocos años. La economía se va a electrificar progresivamente en sectores como el transporte por carretera, climatización e incluso en algunos procesos industriales intensivos en energía.

Esta transición no solo está afectando a las diferentes tecnologías de producción de electricidad sino también a su demanda y consumo. Los consumidores tienen cada vez una mayor concienciación sobre sus consumos energéticos y el suministro de energía más limpia, por lo que están adoptando un papel cada vez más comprometido y activo en el uso de los recursos energéticos a través de la eficiencia. Esto hace que la sociedad sea consiente y partícipe de aspectos como el avance de las energías renovables, el desarrollo de la generación distribuida, la necesidad del impulso al desarrollo del vehículo eléctrico o las novedades tecnológicas orientadas al consumo inteligente, la digitalización o el almacenamiento de energía.

Nos encontramos en un proceso de cambio. Un proceso de cambio en el que nuestro sistema eléctrico se enfrenta a una serie de retos en los que las redes eléctricas tienen que jugar un papel clave. Las redes eléctricas son, y seguirán siendo, el espacio común en donde tienen que operar todos los agentes, la palanca clave en la transición energética, ya que de su modernización y digitalización depende el desarrollo de los factores fundamentales para la descarbonización de la economía como son el desarrollo de la generación distribuida, el incremento de las energías renovables o la mayor penetración del vehículo eléctrico.

La digitalización y la automatización de las redes es uno de los pilares estratégicos que se tiene que tener como prioridad en esta transición hacia el nuevo modelo energético. Esta modernización de las redes eléctricas no solo implica la introducción de nueva tecnología orientada a la mejora de la operación del sistema, sino también, orientada a cumplir con las nuevas necesidades que tienen los prosumidores, aumentando su bienestar y eficiencia económica.

Se prevé que el prosumidor interactúe con la red, favoreciendo una gestión más eficiente del sistema eléctrico. Además, en momentos en los que la demanda de electricidad del sistema sea máxima, picos de demanda, las propias instalaciones de generación o las baterías eléctricas domesticas podrían volcar la electricidad de vuelta a la red, aplanando de esta forma la curva de demanda, lo que a su vez reduciría la necesidad de aumentar la capacidad de la red eléctrica. Estos avances permitirán al prosumidor tomar decisiones a tiempo real sobre cuándo, cómo y dónde consumir su energía, a la vez que mejorará de una manera notable la calidad del servicio y del suministro.

Por todo esto, las redes eléctricas son un elemento fundamental en la transición energética, integrando nuevos puntos de conexión tanto renovables como de recarga, siendo capaces de gestionar flujos de electricidad bidireccionales y adaptándose a las nuevas necesidades de todos los agentes. Sin embargo, esta modernización de las redes requerirá de la realización de nuevas inversiones a futuro que deberán de ir destinadas a fomentar la electrificación de la economía, aumentar las interconexiones internacionales, actualizar la red de media y baja tensión, desarrollar su digitalización y favorecer su automatización y modernización. No hay que olvidar que estas inversiones al tratar, en gran medida, de responder a retos tecnológicos, los nuevos puestos de trabajo que con ello se crea, son de cada vez más alta cualificación en el sector de bienes de equipo eléctrico y sus nuevas tecnologías asociadas. Además, potenciarán el desarrollo económico de todo el país, creando nuevas industrias y nuevos modelos de negocio.

El sector representado por AFBEL es puntero tecnológicamente y netamente exportador (aproximadamente un 50% de la facturación del sector), que genera un 0,5% del PIB nacional y un empleo directo e indirecto en España de más de 30.000 personas de alta cualificación.

En conclusión, las redes eléctricas tienen un papel estratégico como facilitadoras de la transición hacia un nuevo modelo energético y la descarbonización de la economía, al permitir la integración del resto de tecnologías de forma eficiente y efectiva. Por ello, en los próximos años las redes deberán experimentar un conjunto de actualizaciones y refuerzos, haciéndose cada vez más automatizadas y digitales, incorporando nuevas tecnologías, nuevos usuarios y nuevos servicios.

Un mundo más eléctrico y más limpio

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Queda apenas un año para que entre en vigor el Acuerdo de París y los Estados miembros deben plantearse de forma seria las acciones que van a realizar para poder cumplir con los objetivos medioambientales planteados

En la COP24 que se celebró la semana pasada en el seno de las Naciones Unidas se presentó el Emissions Gap Report 2018. Este informe analiza la distancia entre la senda de emisiones con las políticas y objetivos actuales y las sendas que serían consistentes con el objetivo de frenar el calentamiento global en 2 grados y 1,5 grados respectivamente. Las conclusiones del informe son claras: aún es posible cumplir los objetivos marcados en París, pero los compromisos adquiridos actualmente por los Estados no serán suficientes para evitar una subida superior a los 2 grados centígrados.

Se puede debatir mucho sobre los caminos a seguir para cumplir con este reto, pero lo que parece claro es que el mejor CO2 es el que no se emite. Atendiendo al desarrollo tecnológico actual y al uso intensivo de energía de la sociedad, el camino deberá contar con un mayor protagonismo de la electricidad, una energía que se puede generar sin emitir CO2 a la atmosfera, es barata, fiable, eficiente y limpia.

La Agencia Internacional de la Energía lo pone de manifiesto en su informe anual presentado el pasado mes de noviembre, asegurando que la electricidad será la estrella del proceso de transformación. Considera que el potencial de la electricidad es enorme, asegurando que es técnicamente viable que el 65% de la energía final consumida sea eléctrica. En España hoy el porcentaje que supone la energía eléctrica está en el 24% y, según Deloitte, para cumplir con los objetivos medioambientales deberíamos avanzar hasta un 35% de electrificación en 2030. Es posible que a un ciudadano de a pie le digan poco estos números. Quizá baste con que pensemos que al menos deberíamos ser capaces de sustituir por electricidad la energía que almacenan los combustibles de los depósitos de combustible de nuestros vehículos, y ser más eficientes medioambientalmente en la forma en que consumimos energía en nuestros hogares y en nuestros trabajos.

Para conseguir este incremento del uso de la electricidad primero tendríamos que ser capaces de producir una mayor cantidad de electricidad sin emitir CO2. Por suerte la tecnología ya permite generar energía renovable a un precio competitivo, lo que habilitará que podamos iniciar el proceso de transformación del mix energético.

Una vez que tuviéramos suficiente capacidad de generación, tendríamos que garantizar que esta energía pueda llegar a los ciudadanos cuando éstos la necesiten y, al menos, a los niveles de calidad actuales. Para ello sería preciso adaptar las redes para que sean capaces de gestionar unas fuentes de generación condicionadas por la disponibilidad del sol y del viento.

Por último, nos quedaría que los ciudadanos eligieran la electricidad para sustituir a las otras energías más contaminantes que usan en la actualidad. En este ámbito, los aspectos de mayor potencial de crecimiento estarían en la calefacción y climatización de nuestros hogares y, como no, en el desplazamiento por carretera. No cabe ninguna duda que el coche eléctrico nos permitiría conseguir una reducción decisiva de las emisiones de CO2 y contribuiría a que los habitantes de las ciudades disfrutaran de un aire más limpio.

La Agencia Internacional de la Energía puso de manifiesto en su informe que, para que se produzca esta transformación, las señales de inversión vendrían dadas en un 70% por las políticas de los Estados y sólo en un 30% por señales de precios de los mercados. Ante esta situación, es preciso que los Gobiernos cobren conciencia del reto, de su magnitud, y tomen medidas claras para iniciar el camino.

Pero no sólo los Gobiernos han de actuar, los ciudadanos también tenemos que hacerlo pues somos nosotros quienes, en última instancia, decidimos cómo consumimos y qué tipo de energía. Aquí hay mucho camino por hacer. Tenemos que reflexionar sobre cómo usamos la energía pues muchas veces la consumimos de forma innecesaria. También deberemos plantearnos si no habría otras alternativas más limpias y eficientes. Sin duda, podemos hacer nuestro día a día más limpio con la electricidad: cocinar, calentar o refrigerar nuestros hogares, desplazarnos…

Como ciudadanos tenemos que concienciarnos sobre la importancia que tiene dejar un futuro viable a las generaciones venideras. Tenemos que actuar desde nuestro día a día y exigir a nuestros gobernantes que impulsen de forma decidida el cambio.

Obituario Yves Bokshorn

Yves-Bokshorn

El pasado día 3 de septiembre falleció a los 92 años Yves Bokshorn, víctima de una enfermedad con la que luchaba desde hace algún tiempo. Un tumor cerebral acabó con su vida. Precisamente un tumor en un cerebro que tanto trabajó a lo largo de su larga vida profesional en favor de la industria eléctrica.

Yves fue el verdadero motor CAPIEL (Comité de Coordinación de los fabricantes de aparamenta eléctrica), desde sus inicios hasta su jubilación. Fue el presidente de la Comisión Técnica de CAPIEL, y en ese puesto llevó a cabo un más que notable proceso de profesionalización de sus actividades a partir de unos comienzos verdaderamente modestos. A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado la Comisión Técnica de CAPIEL era poco más que un grupo de colegas técnicos de las más importantes empresa fabricantes europeas   que se reunían y trabajaban de forma altruista y entusiasta motivados por su interés en la industria, en muchos casos sin contar con el apoyo ni reconocimiento de sus respectivos jefes.

La Comisión Técnica, liderada por Yves con una clara visión, determinación, y grandes dosis de trabajo personal, alcanzó  en la última década del siglo XX  objetivos que tuvieron notable repercusión  internacional y, de hecho, sacaron a CAPIEL, de una situación de casi anonimato para convertirse en una referencia en el mercado y para las instituciones públicas europeas, como la Comisión Europea y sus Direcciones generales relevantes para la industria, y organismos internacionales de normalización

Entre otros destaca el documento sobre el uso del SF6 en la industria eléctrica que, en su día, fue adoptado por IEC (Comité Electrotécnico Internacional) como Informe Técnico, y, tras sucesivas puestas al día, todavía hoy está vigente como norma internacional. Un exhaustivo estudio sobre la aplicabilidad de algunas Directivas europeas a los equipos eléctricos, sirvió de base a un Documento de Posición sobre el tema que fue presentado a la Comisión europea y recibió la aprobación tácita, que sigue en vigor. Un tercer ejemplo fue el trabajo en cooperación con UNIPEDE (actualmente EURELECTRIC) para la revisión y mejora de prácticamente todas las normas de aparamenta eléctrica, mejoras que fueron en su día mayoritariamente aceptadas e implementadas por IEC.

Al final de su actividad en CAPIEL, por jubilación, Yves había logrado sentar algunas de las bases para una futura transformación no solo de la propia Comisión Técnica sino de CAPIEL en su conjunto, lo que condujo a la creación de T&D EUROPE que es la actual asociación de los fabricantes europeos y goza de un creciente prestigio.

AFBEL es miembro de T&D EUROPE y lo fue, en su día de CAPIEL. Técnicos de AFBEL participaron activamente en la Comisión Técnica presidida por Yves y tuvieron por ello el privilegio de trabajar y colaborar con él, y la oportunidad de conocer a la persona. Un hombre de gran integridad, enamorado de su trabajo, altamente capacitado, y con una rara capacidad para motivar a los demás y gestionar con habilidad y acierto los conflictos que pudieron surgir en el curso de las actividades de la Comisión.

Yves Bokshorn no ha pertenecido a nuestra Asociación. Sin embargo, su trabajo al frente de la Comisión Técnica de CAPIEL ha contribuido de forma directa a que la industria de fabricación de equipos eléctricos de alta tensión europea -y por tanto la española-, haya alcanzado la notoriedad y reconocimiento de las autoridades públicas europeas y nacionales que hoy tiene.  Por esta razón AFBEL, como organización, y las personas que trabajamos en su estructura operativa nos reconocemos beneficiarios del trabajo de Yves Bokshorn, y nos consideramos en la obligación de rendirle un último homenaje.

Descanse en paz, el hombre que tanto ha hecho en favor del sector eléctrico

La inversión en las redes…

Evento Santander_mesa4

El pasado lunes 3 de septiembre hemos participado en la Mesa Redonda “La descarbonización de las redes eléctricas” del 32 ENCUENTRO DE LA ECONOMÍA DIGITAL Y LAS TELECOMUNICACIONES que AMETIC celebra todos los años en Santander. Esta mesa estuvo conformada por:

Mesa de debate 4: REDES ELÉCTRICAS INTELIGENTES: EFECTOS DE LA DESCARBONIZACIÓN

  • Moderadora – Paloma Sevilla. Directora General. UNESA
  • Jorge González. Director General. ORMAZABAL
  • Agustín Delgado. Director de Innovación, Sostenibilidad y Calidad. IBERDROLA
  • Mar Duque. Directora General. AFBEL


La directora general de UNESA defiende la integración de “las nuevas formas de consumo y movimiento como la movilidad eléctrica y el autoconsumo” así como la necesidad de “ser capaces de empoderar al consumidor dotándole de más opciones de consumo de energía eléctrica”

La directora general de UNESA, Paloma Sevilla, encargada de moderar la mesa ´Redes eléctricas inteligentes: Efectos de la descarbonización` dentro del 32º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones, reconoció que el sector energético pasa por un proceso de digitalización y electrificación que necesita un “marco económico adecuado” así como “redes eléctricas modernas, inteligentes, integradoras incluyendo las nuevas formas de consumo y movimiento” para alcanzar la descarbonización.

En esa línea, Sevilla abogó por una “mayor digitalización para una correcta supervisión y control de las redes eléctricas en España”. Precisamente, para alcanzar esa digitalización, la moderadora recalcó que, hasta ahora “el ritmo inversor es elevado -unos 1.100 euros millones al año- pero debe elevarse más la inversión”.

Jorge González, director General de ORMAZABAL, defendió que “la red eléctrica española es una de las más desarrolladas del mundo: hace 15 años todos teníamos velas en casa y hoy nadie tiene. Sin embargo, lamentó, “el efecto quizá no sea el más adecuado para el mundo de las TIC”.

González recordó que “la red eléctrica hasta hace poco se diseñaba con criterios puramente estadísticos, se instalaba la red y se convertía en algo no observable. Ahora se exige la absoluta observación e incluso la gestión online”.

Por otro lado, Agustín Delgado, director de Innovación, Sostenibilidad y Calidad de IBERDROLA, declaró que “la digitalización está suponiendo una ruptura en muchos modelos de negocio, pero en el sector eléctrico sabemos que nuestro modelo de negocio no es sostenible”. A pesar de ello, Delgado reconoció que “gracias a la innovación que se ha ido produciendo durante muchos años, a políticas públicas y políticas industriales, tenemos la tecnología para poder limpiar la generación de energía eléctrica”.

En esa línea, Delgado añadió que el reto pasa por “convencer a los usuarios dándoles productos adecuados para descarbonizar el uso de energía que tienen, tanto en calefacción, transporte…”. Por último, defendió que “la digitalización para las redes eléctricas supone una oportunidad única para desbloquear recursos ocultos para el sistema: capacidad, flexibilidad, etc.”

Guillermo Viguera, responsable de Utilities España y Portugal de Accenture, enfatizó en el nuevo escenario de objetivos de cara al 2030 en la reducción de gases de efecto invernadero. “Esto requiere medidas adicionales a las tradicionales, como conexiones internacionales, mecanismos de almacenamiento o gestión activa de la demanda”, agregó.

“Las medidas adicionales están impulsadas por el propio consumidor, que quiere tener mayor protagonismo en la demanda y uso de la energía”, dijo Viguera, ante lo cual aparecerán “nuevas necesidades como la necesidad de conectar nuevas instalaciones, posibilitar nuevos modelos de negocio relacionados con el intercambio de energía entre consumidores o la gestión de nuevos dispositivos que se van a instalar”.

Por último, Mar Duque, directora general de AFBEL, expresó la necesidad de que “la inversión en las redes y la innovación deben estar retribuidas justamente en su medida, porque su amortización es muy a largo plazo”. Precisamente, “sin esa retribución, no conseguiremos que las redes estén como tengan que estar para ser eficaces”. Finalmente, la ingeniera en telecomunicaciones defendió que “la vigilancia de mercado es muy importante por lo que cree necesario un instrumento que pueda vigilar bien este mercado y la creación de un régimen sancionador para evitar competencias desleales”. “Hay que proteger a quien lo hace bien”, aseveró.

FUENTE: https://ametic.es/es/noticia/evento/santander/lunes-3-de-septiembre-de-2018-tarde-santander32

Por unas reglas estables para las redes eléctricas

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para Cinco Días

Se necesita un mercado doméstico sólido y sostenible para apalancar la activida

El estudio Hacia la descarbonización de la economía: la contribución de las redes eléctricas a la transición energética, elaborado por Monitor Deloitte, de impecable realización como no podía ser de otro modo considerando a sus autores, llega a las siguientes conclusiones sobre el mercado de redes eléctricas y su marco regulatorio.

En primer lugar, la transición energética va a conllevar un aumento de la demanda eléctrica y de la generación renovable; así como una mayor gestión activa de la demanda. En segundo, los operadores de red van a tener un papel crítico y necesitan modernizar las redes invirtiendo, hasta 2030, unos 30.000 millones en activos que forman parte de la base regulatoria. Eso supone un nivel de inversión similar a la media histórica y no supera los límites establecidos por la propia Regulación.

En tercer lugar, la tasa de retribución financiera debe estar en línea con nuestros países vecinos. Se estima así que la rentabilidad adecuada se sitúa en torno al 7%. Por último, a modernización de las redes contribuye a la disminución de los peajes, la posibilidad de ofertar nuevos servicios, el cumplimiento de los objetivos medioambientales y la creación de empleo. Eso supone beneficios relevantes tanto para los consumidores como para la sociedad en general

Es necesario analizar y considerar estas conclusiones que llegan en el momento preciso en el que se están sentando las bases para la definición de aspectos tan importantes como la retribución financiera de las inversiones en el siguiente periodo regulatorio que comenzará en 2020.

España necesita un marco regulatorio estable, consensuado por todas las partes. Sería altamente beneficioso para la sostenibilidad del sistema eléctrico que hubiese voluntad política, por parte de los partidos con voluntad de gobierno, para elaborar un pacto de Estado sobre energía que diese cobertura al nuevo marco regulatorio.

En el escenario político actual, resulta difícil imaginar que tal pacto se convierta en una realidad en el corto plazo, pero al menos, sí que cabe demandar a los partidos que la regulación del sistema eléctrico no se convierta, en ningún caso, en un instrumento político.

Sin entrar a valorar los medios puestos en escena, es un hecho que los peores momentos del déficit tarifario ya han sido superados y la deuda contraída se está amortizando. Eso lleva a pensar en que es el momento de incentivar la inversión, a través de la regulación, para el beneficio común de la necesaria modernización de las redes eléctricas ante los retos a los que van a estar sometidas con la implementación del paquete legislativo europeo Energía Limpia para todos los Europeos.

No hay que olvidar que la retribución de las inversiones en la red de distribución en nuestro país ha bajado en los últimos 20 años y es la menor de Europa. No podemos aspirar al despliegue de la infraestructura de carga del vehículo eléctrico, al fomento del autoconsumo a través de fuentes renovables distribuidas, a gestionar activamente la demanda ofreciendo servicios energéticos de valor añadido, a la muy necesaria electrificación de los puertos, a la adecuada digitalización de la red ni al incremento de la eficiencia energética del consumo y de la propia red, si no retribuimos adecuadamente la inversión en activos de distribución.

Resulta necesario consensuar el marco regulatorio del siguiente periodo, escuchando a todas las partes y mirando el modelo de los países de la Unión Europea. La estabilidad regulatoria es fundamental y debería estar basada en la evolución progresiva al servicio de los cambios de paradigma que se prevén significativos con la llegada del ambicioso paquete legislativo europeo. Este nos encamina hacia la decarbonización de la economía, que comienza con la decarbonización del sistema eléctrico y la electrificación de cada vez más sectores que demandan energía.

El sector de fabricantes de bienes de equipo eléctrico para las redes de transporte y distribución representados por Afbel necesita estabilidad y fomento de la inversión en nuestro mercado doméstico.

Vapuleados por la crisis (como otros muchos sectores) no tuvimos más remedio que concentrar nuestros esfuerzos en la exportación e internacionalización. No todos los fabricantes lo consiguieron: algunos por desgracia, han tenido que cerrar. Pero la mayoría ha superado el reto.

Hemos logrado sobrevivir como sector, a pesar de la brutal caída del mercado doméstico, porque somos competitivos, tecnológica y económicamente, frente a nuestros competidores europeos y mundiales.

Suponemos un 0,5% del PIB nacional y damos empleo de alta cualificación (directo e indirecto) a más de 30.000 personas. Empleo que hemos mantenido en porcentaje muy por encima de las caídas en facturación. Y hemos hecho ese esfuerzo precisamente por el hecho de tratarse de empleo altamente cualificado que resulta difícil de formar o recuperar.

Pero necesitamos un mercado doméstico sólido, de alto componente tecnológico y sostenible para poder apalancar con firmeza nuestra actividad exportadora a la que en ningún caso vamos a renunciar.

Y eso está en manos del Gobierno y la CNMC, que son responsables de diseñar e implementar un nuevo marco regulatorio que debería ser moderno y ambicioso para adecuarse a los nuevos retos.

Guillermo Amann es el presidente de la Asamblea General de la Asociación de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos.

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