Las redes eléctricas claves para la electrificación de la economía

redes eléctricas

Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL

Fiel a los compromisos adquiridos en la COP de Paris, la Unión Europea está impulsando el desarrollo hacia una economía baja en carbono y más eficiente en el uso de los recursos, mediante distintas políticas energéticas que se han concretado en unos objetivos de obligado cumplimiento, siendo éstos para el horizonte 2030-2050 muy ambiciosos. La transición hacia la descarbonización de nuestra economía es, hoy, una realidad y la adopción de estos objetivos demuestra que la Unión Europea quiere liderar este proceso de cambio. Es una realidad que todos los agentes involucrados en el sector energético están trabajando en soluciones cada vez menos emisoras de CO2, pero es también evidente que el vector eléctrico es el que está consiguiendo logros más evidentes con unos grados de penetración de generación de origen renovable impensable hace unos pocos años. La economía se va a electrificar progresivamente en sectores como el transporte por carretera, climatización e incluso en algunos procesos industriales intensivos en energía.

Esta transición no solo está afectando a las diferentes tecnologías de producción de electricidad sino también a su demanda y consumo. Los consumidores tienen cada vez una mayor concienciación sobre sus consumos energéticos y el suministro de energía más limpia, por lo que están adoptando un papel cada vez más comprometido y activo en el uso de los recursos energéticos a través de la eficiencia. Esto hace que la sociedad sea consiente y partícipe de aspectos como el avance de las energías renovables, el desarrollo de la generación distribuida, la necesidad del impulso al desarrollo del vehículo eléctrico o las novedades tecnológicas orientadas al consumo inteligente, la digitalización o el almacenamiento de energía.

Nos encontramos en un proceso de cambio. Un proceso de cambio en el que nuestro sistema eléctrico se enfrenta a una serie de retos en los que las redes eléctricas tienen que jugar un papel clave. Las redes eléctricas son, y seguirán siendo, el espacio común en donde tienen que operar todos los agentes, la palanca clave en la transición energética, ya que de su modernización y digitalización depende el desarrollo de los factores fundamentales para la descarbonización de la economía como son el desarrollo de la generación distribuida, el incremento de las energías renovables o la mayor penetración del vehículo eléctrico.

La digitalización y la automatización de las redes es uno de los pilares estratégicos que se tiene que tener como prioridad en esta transición hacia el nuevo modelo energético. Esta modernización de las redes eléctricas no solo implica la introducción de nueva tecnología orientada a la mejora de la operación del sistema, sino también, orientada a cumplir con las nuevas necesidades que tienen los prosumidores, aumentando su bienestar y eficiencia económica.

Se prevé que el prosumidor interactúe con la red, favoreciendo una gestión más eficiente del sistema eléctrico. Además, en momentos en los que la demanda de electricidad del sistema sea máxima, picos de demanda, las propias instalaciones de generación o las baterías eléctricas domesticas podrían volcar la electricidad de vuelta a la red, aplanando de esta forma la curva de demanda, lo que a su vez reduciría la necesidad de aumentar la capacidad de la red eléctrica. Estos avances permitirán al prosumidor tomar decisiones a tiempo real sobre cuándo, cómo y dónde consumir su energía, a la vez que mejorará de una manera notable la calidad del servicio y del suministro.

Por todo esto, las redes eléctricas son un elemento fundamental en la transición energética, integrando nuevos puntos de conexión tanto renovables como de recarga, siendo capaces de gestionar flujos de electricidad bidireccionales y adaptándose a las nuevas necesidades de todos los agentes. Sin embargo, esta modernización de las redes requerirá de la realización de nuevas inversiones a futuro que deberán de ir destinadas a fomentar la electrificación de la economía, aumentar las interconexiones internacionales, actualizar la red de media y baja tensión, desarrollar su digitalización y favorecer su automatización y modernización. No hay que olvidar que estas inversiones al tratar, en gran medida, de responder a retos tecnológicos, los nuevos puestos de trabajo que con ello se crea, son de cada vez más alta cualificación en el sector de bienes de equipo eléctrico y sus nuevas tecnologías asociadas. Además, potenciarán el desarrollo económico de todo el país, creando nuevas industrias y nuevos modelos de negocio.

El sector representado por AFBEL es puntero tecnológicamente y netamente exportador (aproximadamente un 50% de la facturación del sector), que genera un 0,5% del PIB nacional y un empleo directo e indirecto en España de más de 30.000 personas de alta cualificación.

En conclusión, las redes eléctricas tienen un papel estratégico como facilitadoras de la transición hacia un nuevo modelo energético y la descarbonización de la economía, al permitir la integración del resto de tecnologías de forma eficiente y efectiva. Por ello, en los próximos años las redes deberán experimentar un conjunto de actualizaciones y refuerzos, haciéndose cada vez más automatizadas y digitales, incorporando nuevas tecnologías, nuevos usuarios y nuevos servicios.

Por unas reglas estables para las redes eléctricas

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para Cinco Días

Se necesita un mercado doméstico sólido y sostenible para apalancar la activida

El estudio Hacia la descarbonización de la economía: la contribución de las redes eléctricas a la transición energética, elaborado por Monitor Deloitte, de impecable realización como no podía ser de otro modo considerando a sus autores, llega a las siguientes conclusiones sobre el mercado de redes eléctricas y su marco regulatorio.

En primer lugar, la transición energética va a conllevar un aumento de la demanda eléctrica y de la generación renovable; así como una mayor gestión activa de la demanda. En segundo, los operadores de red van a tener un papel crítico y necesitan modernizar las redes invirtiendo, hasta 2030, unos 30.000 millones en activos que forman parte de la base regulatoria. Eso supone un nivel de inversión similar a la media histórica y no supera los límites establecidos por la propia Regulación.

En tercer lugar, la tasa de retribución financiera debe estar en línea con nuestros países vecinos. Se estima así que la rentabilidad adecuada se sitúa en torno al 7%. Por último, a modernización de las redes contribuye a la disminución de los peajes, la posibilidad de ofertar nuevos servicios, el cumplimiento de los objetivos medioambientales y la creación de empleo. Eso supone beneficios relevantes tanto para los consumidores como para la sociedad en general

Es necesario analizar y considerar estas conclusiones que llegan en el momento preciso en el que se están sentando las bases para la definición de aspectos tan importantes como la retribución financiera de las inversiones en el siguiente periodo regulatorio que comenzará en 2020.

España necesita un marco regulatorio estable, consensuado por todas las partes. Sería altamente beneficioso para la sostenibilidad del sistema eléctrico que hubiese voluntad política, por parte de los partidos con voluntad de gobierno, para elaborar un pacto de Estado sobre energía que diese cobertura al nuevo marco regulatorio.

En el escenario político actual, resulta difícil imaginar que tal pacto se convierta en una realidad en el corto plazo, pero al menos, sí que cabe demandar a los partidos que la regulación del sistema eléctrico no se convierta, en ningún caso, en un instrumento político.

Sin entrar a valorar los medios puestos en escena, es un hecho que los peores momentos del déficit tarifario ya han sido superados y la deuda contraída se está amortizando. Eso lleva a pensar en que es el momento de incentivar la inversión, a través de la regulación, para el beneficio común de la necesaria modernización de las redes eléctricas ante los retos a los que van a estar sometidas con la implementación del paquete legislativo europeo Energía Limpia para todos los Europeos.

No hay que olvidar que la retribución de las inversiones en la red de distribución en nuestro país ha bajado en los últimos 20 años y es la menor de Europa. No podemos aspirar al despliegue de la infraestructura de carga del vehículo eléctrico, al fomento del autoconsumo a través de fuentes renovables distribuidas, a gestionar activamente la demanda ofreciendo servicios energéticos de valor añadido, a la muy necesaria electrificación de los puertos, a la adecuada digitalización de la red ni al incremento de la eficiencia energética del consumo y de la propia red, si no retribuimos adecuadamente la inversión en activos de distribución.

Resulta necesario consensuar el marco regulatorio del siguiente periodo, escuchando a todas las partes y mirando el modelo de los países de la Unión Europea. La estabilidad regulatoria es fundamental y debería estar basada en la evolución progresiva al servicio de los cambios de paradigma que se prevén significativos con la llegada del ambicioso paquete legislativo europeo. Este nos encamina hacia la decarbonización de la economía, que comienza con la decarbonización del sistema eléctrico y la electrificación de cada vez más sectores que demandan energía.

El sector de fabricantes de bienes de equipo eléctrico para las redes de transporte y distribución representados por Afbel necesita estabilidad y fomento de la inversión en nuestro mercado doméstico.

Vapuleados por la crisis (como otros muchos sectores) no tuvimos más remedio que concentrar nuestros esfuerzos en la exportación e internacionalización. No todos los fabricantes lo consiguieron: algunos por desgracia, han tenido que cerrar. Pero la mayoría ha superado el reto.

Hemos logrado sobrevivir como sector, a pesar de la brutal caída del mercado doméstico, porque somos competitivos, tecnológica y económicamente, frente a nuestros competidores europeos y mundiales.

Suponemos un 0,5% del PIB nacional y damos empleo de alta cualificación (directo e indirecto) a más de 30.000 personas. Empleo que hemos mantenido en porcentaje muy por encima de las caídas en facturación. Y hemos hecho ese esfuerzo precisamente por el hecho de tratarse de empleo altamente cualificado que resulta difícil de formar o recuperar.

Pero necesitamos un mercado doméstico sólido, de alto componente tecnológico y sostenible para poder apalancar con firmeza nuestra actividad exportadora a la que en ningún caso vamos a renunciar.

Y eso está en manos del Gobierno y la CNMC, que son responsables de diseñar e implementar un nuevo marco regulatorio que debería ser moderno y ambicioso para adecuarse a los nuevos retos.

Guillermo Amann es el presidente de la Asamblea General de la Asociación de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos.

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Cuando la luz venía de la pared

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para Energía de Hoy

Recuerdo con nostalgia a Paco, a quien conocí hace tiempo. No tuvo ocasión de recibir una sólida formación; no le dejaron acabar EGB. Pero era un tipo sabio.

En cierta ocasión, hablándole yo de mis cosas me dijo: “La luz viene de la pared”. Atónito ante tan categórica afirmación le pedí que me explicase lo que quería decir y su respuesta fue demoledoramente lógica: “Cuando colocas cualquier aparato en el enchufe de la pared, se enciende o funciona; luego la luz viene de la pared”.

Me llevo toda la tarde explicarle la complejidad del sistema eléctrico, sus fuentes de generación y sus redes de transporte y distribución. Y, cuando ya no me aguantaba más, visiblemente molesto, pago sus cervezas y me dijo: “Vale, vale, lo que tú digas, pero viene de la pared”.

La Comisión Europea, en su llamado “Paquete de Invierno” pretende legislar en lo relativo al sistema energético en general y al eléctrico en particular. Y pretende hacerlo pensando en el ciudadano, en el consumidor. Quiere poner en marcha leyes de obligado cumplimiento en todos los Estados Miembro de la Unión Europea centradas en el consumidor. Dotar a los ciudadanos de poder de decisión en cuanto a sus consumos y la forma de gestionarlos y en cuanto a la elección de su cadena de proveedores de electricidad y servicios energéticos. Darles incluso libertad para generar su propia electricidad, no solo para satisfacer sus necesidades, sino incluso para vender o intercambiar sus excedentes de producción.

Dicho así, parece que el objetivo es ambicioso y que realmente está enfocado al empoderamiento del consumidor. Pero, ¿es eso factible? En mi opinión no, o, mejor dicho, no en el escenario y condiciones actuales. Es necesario cambiar muchas cosas para que tal empoderamiento de los consumidores se pueda convertir en una realidad que se traduzca en mejor servicio recibido a menor costo.

Sí, estamos muy lejos del idílico escenario en el que todas las fuentes de generación eléctrica sean limpias y renovables, en el que los consumidores sean a su vez generadores con sus propios recursos limpios que intercambian con sus vecinos a través de un sistema de relación mercantil virtual basado en blockchain.

Pero la enorme distancia que nos separa de ese paraíso ecológico y virtual se puede resumir en dos conceptos fundamentales: hay que preparar a las redes eléctricas para soportar algo que se pueda aproximar a tal escenario y hay que educar a los consumidores para que sepan aprovechar al máximo, de forma responsable, su nuevo rol.

Las redes españolas de transporte y distribución son ejemplo, en general, de calidad de servicio y suministro. Están al nivel de sus más aventajadas vecinas europeas y son incluso sensiblemente mejores que las de algún país de más renta per cápita que el nuestro (y no miro a nadie). Pero están diseñadas y desarrolladas inicialmente para soportar los usos y costumbres convencionales. También han evolucionado para permitir la inclusión de fuentes renovables de grande y mediana escala que se ha dado en las últimas dos décadas; y han subido de nivel con la inclusión de los sistemas de medida inteligente y cierto grado de automatización. Pero no están preparas para soportar micro intercambios de energía ni flujos bidireccionales masivos; simplemente porque hasta ahora no ha sido necesario porque no existen aún.

La tecnología que es necesario desplegar para habilitar a las redes para soportar tales retos está ahí, está disponible, y es española. Pero sería necesario invertir en su despliegue efectivo para dotar a la red de un alto grado de digitalización, automatización y capacidad de comunicación que le confieran la robustez suficiente para soportar ese nuevo escenario. Y eso ni se improvisa, ni es gratis.

Son necesarios planes maestros de corto, medio y largo plazo para la adecuación de las redes de alta, media y baja tensión. Pero, sobre todo, es necesario implementar los mecanismos regulatorios que posibiliten unos sistemas de retribución de las inversiones adecuados a la idiosincrasia de las nuevas tecnologías, sostenibles y evolutivos en función del desarrollo tecnológico, que posibiliten la realización de tales inversiones.

El segundo gran reto, la necesidad de educar a los consumidores, me hace recordar a Paco. Según la Real Academia, empoderar significa “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido”. Es decir que la Comisión Europea ¡está pensando en Paco!

Ignoro el porcentaje de consumidores que, no saben de la complejidad del sistema eléctrico, sus posibilidades y limitaciones técnicas y sus capacidades y carencias para soportar, por ejemplo, micro generaciones e intercambios entre consumidores-productores. Pero me temo que ese porcentaje es muy alto.

La educación del cliente es el primer paso para fomentar una relación honesta y fluida entre las empresas proveedoras de electricidad y servicios energéticos y sus clientes.

A medida que las empresas proveedoras de electricidad, tanto las convencionales como las de nuevo cuño, sienten la presión de un mercado cada vez más competitivo, con estrictas regulaciones ambientales y en un escenario de estancamiento del crecimiento de la demanda, la relación con el cliente se ha vuelto cada vez más importante. Su educación para la motivación responsable para que se puedan convertir en consumidores activos es un auténtico reto.

Y en ese reto debemos colaborar todos los que, con criterio, podemos aportar conocimiento. Incluida la Administración. Sencillamente porque los ciudadanos de este país, se han acostumbrado durante varias décadas a disponer de un producto asequible y de alta calidad que…, venía de la pared.

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El reto de las redes eléctricas

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para AGENDA DE LA EMPRESA, del foro de SMARTCITIES de GREENCITIES

Hace más de un siglo que el ser humano no entiende un mundo sin energía eléctrica, y hace un par de décadas que, poco a poco, no lo va entendiendo sin energía eléctrica limpia y sostenible.

El primer mundo, salvo excepciones coyunturales irresponsables, ha tomado partido en la lucha por el cambio climático.

La energía en general, y la eléctrica en particular por las posibilidades tecnológicas que ofrece, es uno de los vectores fundamentales para trabajar en favor del escenario sostenible a dejar a las futuras generaciones.

Las tecnologías de generación eléctrica limpia y renovable han tomado una vertiginosa senda de innovación que no sólo permite un presente exitoso, sino que augura la factibilidad de una ambiciosa senda hacia la total descarbonización del sector eléctrico. Podríamos llegar a pensar en un futuro en el que cada consumidor, del tipo que sea, fuese autosuficiente en su demanda de energía eléctrica a través de autoproducción renovable.

Pero al ser humano no le gusta estar solo y, atendiendo al fulgurante éxito de las redes sociales, parece que cada vez menos.

No es en absoluto previsible un futuro sin redes eléctricas que conecten grandes y pequeños generadores, medianos y pequeños consumidores-generadores y todo tipo de consumidores puros.

La red eléctrica de transporte y distribución es quien habilita a que todo actor del sistema eléctrico esté conectado con el resto. De hecho, su verdadero nombre debería llegar a ser “Red de Transporte, Distribución, Reparto e Intercambio”.

Pero, debemos hacernos una pregunta: ¿están las redes eléctricas preparadas para soportar los nuevos hábitos de generación y consumo sin poner en peligro la continuidad y calidad de suministro?

Analicemos unos cuantos hechos objetivos y su influencia sobre la red eléctrica antes de dar una respuesta:

  • Las fuentes de energía renovable son intermitentes y en cierta medida impredecibles. Eso implica la necesidad de poder regular y modular de forma rápida tanto las fuentes de generación como los consumos.
  • El avance tecnológico de la generación renovable permite fuentes de menor potencia embebidas en la red de distribución (tanto en media como en baja tensión) cerca de los consumos. Esto quiere decir que los flujos de energía eléctrica pueden ser bidireccionales, lo cual implica una necesaria sofisticación de los sistemas de protección.
  • Las directrices marcadas en el Paquete de Invierno de la Comisión Europea apuntan principalmente a un empoderamiento del consumidor y del consumidor-generador, a través de su capacidad de gestionar la demanda, auto producir y producir para terceros. Esto va a llevar irremisiblemente a una sofisticación de la operación del sistema.

Sin entrar en más detalles técnicos, la respuesta es clara: no, las redes eléctricas convencionales no están aún preparadas para soportar las nuevas solicitaciones a las que exponencialmente van a estar sometidas.

Es necesario dotar a las redes de la inteligencia suficiente, a través de su digitalización, que le permita soportar las nuevas solicitaciones a las que van a estar sometidas.

Automatización y supervisión de red y gestión integral de la información son conceptos fundamentales a incorporar progresivamente a las redes de distribución tanto en media como en baja tensión.

Las tecnologías necesarias para digitalizar la red están disponibles, pero las necesarias inversiones serán solo posibles con el adecuado marco retributivo que permita su progresiva implantación.

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“La automatización de la red no está teniendo un despliegue significativo”

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para TECMARED

La Asociación española de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos (AFBEL) fue creada en 2007 y aglutina a los fabricantes y suministradores de Transformadores, Apoyos Metálicos, Aparellaje, SAIs, Pararrayos, Convertidores, Grupos Electrógenos y Redes Inteligentes. Vertebrada en comités, su objetivo no es otro que el de promover la integración y el uso competitivo de tecnologías eficientes para el desarrollo energético en la sociedad, optimizando infraestructuras eléctricas y el uso de la electricidad. El Presidente de la Asamblea General de esta asociación, Guillermo Amann, expone la situación de las redes eléctricas inteligentes en España y su grado de desarrollo.

SMARTGRIDSINFO: Como Presidente de AFBEL, ¿cómo definiría el perfil y actividad de las empresas españolas dedicadas a la fabricación de equipos y dispositivos de Smart Grids?

Guillermo Amann: Los fabricantes españoles de Bienes de Equipo Eléctrico en general, y en particular aquellos que fabrican dispositivos electrónicos y de comunicaciones para dotar de inteligencia a las redes eléctricas, están en la vanguardia tecnológica europea (y por tanto mundial) de su rango de actividad.

No se trata solo de empresas filiales o subsidiarias de grandes compañías multinacionales, sino que existe también un amplio tejido de empresas de capital español, de diversos tamaños que nada tienen que envidiar en tecnología y competitividad a sus rivales europeos.

SMARTGRIDSINFO: En estos últimos años estamos asistiendo a un despliegue de tecnologías para la modernización de la red eléctrica con el fin de hacerla más inteligente, ¿qué valoración hacen del desarrollo de las Redes Eléctricas Inteligentes en España? ¿Cómo les gustaría que fuera dicho desarrollo?

Guillermo Amann: La valoración que hacemos desde AFBEL del despliegue de las tecnologías para modernizar y dotar de inteligencia a nuestras redes eléctricas es un tanto agridulce. Cierto es el esfuerzo que se está haciendo en el despliegue de los contadores inteligentes y en su infraestructura de comunicaciones, pero la automatización de la red, su supervisión inteligente y el despliegue y control de la generación distribuida no están teniendo un despliegue significativo.

La tecnología que los fabricantes españoles ponemos a disposición del mercado va en muchos casos a mercados exteriores en los que sus marcos regulatorios fomentan más que en España la inversión en modernización de la red eléctrica.

SMARTGRIDSINFO: Según un manifiesto publicado recientemente por AFBEL sobre la necesidad de legislación en redes eléctricas más inteligentes, aseguran que la dotación de una red eléctrica con más inteligencia en España está sujeta aún a ciertas limitaciones, ¿cuáles son?

Guillermo Amann: La clave está en la regulación. No existe una regulación europea armonizada. Cada Estado Miembro de la Unión Europea regula a su manera. Esto hace que el despliegue de las tecnologías que dotan de inteligencia a las redes sea muy asimétrico entre unos países y otros.

Los negocios del Transporte y Distribución de energía eléctrica son, como monopolios naturales que son, negocios regulados. En España la regulación no fomenta suficientemente la inversión en red ni reconoce fehacientemente la diferencia entre el periodo de vida útil de las tecnologías convencionales frente a las nuevas tecnologías.

SMARTGRIDSINFO: En este manifiesto también reclaman, en representación de los fabricantes, que se incentiven las inversiones en la red eléctrica para adoptar las tecnologías Smart, ¿qué tipo de soluciones se necesitarían para modernizar las infraestructuras?

Guillermo Amann: La medida inteligente se está desplegando a un ritmo aceptable pero su telecontrol efectivo, la automatización de la red, su supervisión inteligente, los sistemas para la mejora de la calidad del servicio y de la calidad de onda, la gestión de la demanda, el autoconsumo, el control antifraude, los equipos convencionales con autodiagnóstico y sistemas de comunicación, etc., llevan un ritmo mucho más lento y en algunos casos nulo. Las tecnologías están ahí, los componentes, equipos, sistemas y servicios para todo ello son Made in Spain. Pero sin un marco retributivo justo que fomente la inversión poco se puede hacer.

SMARTGRIDSINFO: En octubre, AFBEL participará como Miembro del Comité Técnico y Entidad Colaboradora en el III Congreso Smart Grids, ¿qué novedades espera encontrar en el congreso y por qué es importante para las empresas de material eléctrico y para AFBEL participar y asistir al mismo?

Guillermo Amann: Los técnicos de nuestras empresas han demostrado sobradamente su competencia. Pero no solo ellos, los técnicos de nuestras Compañías Eléctricas de Transporte y Distribución y de nuestras Universidades y Centros Tecnológicos contribuyen en la plasmación de las nuevas necesidades y en el desarrollo del soporte científico-tecnológico respectivamente.

En un Congreso de estas características confío en leer y escuchar en sus distintas ponencias y mesas redondas, novedades tecnológicas que nos permitan a las empresas españolas continuar en la vanguardia tecnológica en este campo.

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“Modernizar la red de distribución de media y baja tensión es una asignatura pendiente”

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para Revista CdeComunicación.es

Guillermo Amann describe en esta entrevista la caída en el volumen de mercado de los últimos años y los retos que debería abordar el sector, que mira al exterior desde hace años.

Guillermo Amann, presidente de la asamblea general de AFBEL (Asociación de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctrico), hace un breve recorrido histórico de la asociación, que nació como una agrupación o comité de fabricantes –sin entidad jurídica– en el seno de SERCOBE; con el tiempo se fue desarrollando y creciendo en actividad y en importancia, y finalmente, por la necesidad de representatividad, se decide convertir este comité en asociación como tal en el año 2007, con la idea de dar cobertura y prestar un mejor servicio a las empresas que trabajan en determinados subsectores de equipamientos de media y alta tensión (MT y AT), como transformadores de distribución y potencia, aparellaje, sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI’s), pararrayos, convertidores, motores, grupos electrógenos, y torres y apoyos metálicos.

AFBEL tiene así desde esa fecha una autonomía absoluta pero sigue vinculada a SERCOBE, “en una relación de parentesco de padre e hijo, aunque algo lejana”, matiza Guillermo Amann.

La asociación ha tenido una evolución estable, a pesar de la recesión de los últimos años, y en la actualidad está formada por 46 empresas; cuenta con el Comité de Internacionalización de carácter transversal y otros siete comités de trabajo verticales: Aparellaje MT y AT, Apoyos Metálicos, Pararrayos, SAI’s, Transformadores, Electrógenos y Smart Grids; “este último es el más reciente, fue creado hace tres años”.

La evolución del mercado de infraestructuras eléctricas

El presidente de la asamblea general de AFBEL explica que todos los segmentos representados por la asociación vivieron unos años de crecimiento desbocado, con tasas incluso de entre el 15 y el 20%, muy superior al incremento natural del mercado que se podría prever. “Este escandaloso crecimiento nos llevó a un volumen de mercado récord en el bienio 2007-2008, debido principalmente a dos factores: el boom de la construcción, con la urbanización de nuevas zonas y la creación de polígonos industriales, que exigen la dotación de infraestructuras eléctricas en media y alta tensión –redes de conexión y distribución–; y el boom de las energías renovables”.

Para responder a esta demanda, los fabricantes de AFBEL se dotaron de instalaciones productivas de alta capacidad en España, pero llegó la crisis, que afectó de manera distinta a los diferentes subsectores representados en la asociación. “Aquellos que crecieron de forma más rápida, más ligados al desarrollo de la red eléctrica de media y alta tensión, son los que más han sufrido la crisis económica”, detalla Amann, a causa del parón en los dos vectores citados: la construcción y las renovables. A estos se han unido dos factores más: el descenso de la inversión industrial así como la caída de las inversiones de las compañías eléctricas.

El entrevistado apunta que el retroceso en estas últimas se debe a la incertidumbre generada por “las erráticas políticas energéticas seguidas estos años en este país, que suponen no tomar medidas de futuro, y cuyo único afán es evitar que el déficit de tarifa no siga creciendo”. Los recursos destinados a las redes de transporte y distribución han sufrido un serio recorte, lo cual está provocando que la renovación natural del parque de instalaciones (mantenimiento, sustitución de equipos obsoletos o envejecidos…) se haya visto afectada.

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