El Gobierno presentará un Real Decreto para impulsar la digitalización del sistema energético

digitalización redes eléctricas

El subdirector general de Energía Eléctrica del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Carlos Redondo, ha anunciado este martes que el Gobierno presentará en las próximas semanas un Real Decreto para asignar fondos europeos para impulsar las inversiones en la digitalización del sistema energético

El anuncio se ha producido en la presentación del informe ‘La digitalización de las redes eléctricas de distribución en España’, elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas y presentado hoy por la Fundación Naturgy.

Redondo ha señalado que «la digitalización no es un fin en sí mismo», sino que persigue la «transformación del sistema eléctrico» y que debería ampliar la capacidad de conexión a las redes y cambiar el rol del consumidor en el sistema eléctrico.

En ese sentido, una de las tesis que defiende el estudio es quela digitalización de las redes eléctricas en España es «insuficiente» para contribuir a la descarbonización del sistema energético.

El documento señala que España es uno de los «mejor posicionados en Europa» en cuanto a la instalación de contadores inteligentes, pero matiza que la digitalización de las redes es «insuficiente para integrar los nuevos recursos y a todos los participantes en el sistema».

También incide en la necesidad de que todos los agentes del sistema, desde empresas distribuidoras y consumidores, hasta agregadores de demanda y la generación distribuida, se impliquen en este proceso de transformación para contribuir a la descarbonización.

«Prácticamente la totalidad de los consumidores domésticos suministrados por una distribuidora de más de 100.000 clientes ya disponen de un contador inteligente en España», mientras que en Alemania todavía no se han instalado y en Italia, que fue pionera en Europa, ya está planificado el despliegue de la segunda generación, ha explicado Tomás Gómez, profesor del IIT y uno de los autores del estudio.

A pesar de que España está, junto a Italia y a los países escandinavos, a la cabeza del continente en cuanto a la instalación de contadores inteligentes, «todavía ha de mejorarse su conectividad para que se puedan utilizar en la operación en tiempo real o a corto plazo de la red», ha añadido Gómez.

RETOS DEL PROCESO

El estudio también destaca las diferencias entre las zonas rurales y urbanas y señala que mientras en las primeras la conectividad puede ser escasa, en las urbanas «la red de distribución suele estar soterrada», lo cual dificulta la cobertura inalámbrica.

Otra de las tesis que sostiene el informe es que «la digitalización de las redes de distribución no es sencilla» debido a su extensión, la regulación, la madurez de la tecnología y la ciberseguridad, entre otros factores.

«La digitalización requiere trabajadores con nuevos conocimientos y habilidades. Es necesaria formación especializada en todos los niveles educativos y formación continua para adaptarse a los cambios tecnológicos», ha agregado Gómez.

En cuanto a la ciberseguridad, el experto ha incidido en que «aún queda camino por recorrer» para establecer los mecanismos que permitan a las distribuidoras y a los reguladores evaluar de forma adecuada los riesgos asociados, así como los costes y beneficios relacionados con las mejoras en este aspecto.

Otro de los retos tiene que ver con la dificultad de la evaluación de los costes, dado que en muchas ocasiones las empresas de distribución han de valorar el despliegue de tecnologías o soluciones que aún están en desarrollo y que pueden tener una obsolescencia temprana una vez realizada la inversión.

Por otro lado, el profesor del ITT ha recordado que España aún tiene pendientes varios desarrollos y cambios legislativos ligados al Paquete de Energía Limpia de la Unión Europea de 2019 y vinculados a la fijación de unas reglas de juego que realmente «fomenten unas redes de distribución digitalizadas y unos usuarios activos».

En la presentación del informe también han participado el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos (AFBEL), Guillermo Amann, y el director de Redes de Electricidad en España de UFD Distribución de Electricidad (Grupo Naturgy), Raúl Suárez.


FUENTE: DIARIO SIGLO XXI

Electrificación y política nacional de energía y clima

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Por Paloma Sevilla, Miembro del Comité Gestor del Foro para la Electrificación

El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de remitir a la Comisión Europea su borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el que se presentan los compromisos que adquiere España en esta materia para el 2030. Pero el proceso continúa, ahora se esperan los comentarios de la Comisión Europea en junio y su versión definitiva debe estar lista antes de que finalice el año.

Un primer comentario es que a todas luces presenta unos objetivos muy «ambiciosos» a 2030. Sin embargo, creemos que son factibles y coherentes con el objetivo de alcanzar la neutralidad carbónica en 2050: 21% de reducción de emisiones de emisiones, 42% de renovables sobre el uso final de la energía, 39,6% de mejora de la eficiencia energética y 74% de renovables eléctricas.

Desde el Foro para la electrificación creemos que esto sólo será posible a través del proceso de electrificación de la economía. Si no se sigue este camino, alcanzar los compromisos será a un coste muy superior o, a lo mejor, no será.

Y para hacerlo posible destacan dos elementos fundamentales: las renovables eléctricas y las redes eléctricas. Hasta ahora la producción eléctrica a partir de fuentes renovables ha demostrado ser la más eficaz en la reducción de emisiones de forma masiva. Por su parte, las redes están llamadas a jugar un papel fundamental para poder integrar la producción renovable.

El Plan presenta unas inversiones en renovables eléctricas de casi 90.000 millones de euros, en una década, para instalar más de 50.000 MW de nueva potencia. Un primer requisito para atraer este volumen de inversión debe ser la existencia de un marco regulatorio adecuado, lo que pasa por fomentar la neutralidad tecnológica de forma que se favorezca a estas tecnologías y, a su vez, por apoyarse en el uso de mecanismos de mercado que aseguren que se realiza al menor coste posible.

Por su parte, para las redes se fija una inversión de unos 38.000 millones para definir una red bien mallada y flexible que integre toda esta energía renovable, y muy especialmente en la baja tensión, donde las opciones de autoconsumo y generación distribuida serán otras alternativas llamadas a jugar un papel esencial y, además, empoderar al consumidor. De nuevo, un marco regulatorio estable que sea capaz de atraer esta inversión se presenta fundamental.

Pero no basta con invertir en producción y en redes. Hay que electrificar. Lo que también permite mejorar la eficiencia energética. Y hay que hacerlo de manera que no se comprometa la sostenibilidad del sistema eléctrico ni la competitividad de la economía. Por ello, se deben facilitar estos nuevos usos eléctricos que están por venir, por ejemplo, en movilidad eléctrica o en calefacción/refrigeración, a la vez que se favorece el uso eléctrico en la industria.

En este sentido, la electrificación de la demanda sólo será posible por medio de una tarifa eficiente, así como de una fiscalidad que no penalice la electricidad como vector energético para la descarbonización. La reforma de las tarifas eléctricas que viene debería tender a eliminar los cargos de política energética, así como a modernizar los peajes eléctricos que incentiven el uso adecuado de la red.

Y no debemos tampoco olvidar que hay que garantizar el suministro, o la transición hacia el consumo eléctrico se verá ralentizada. El Plan lo tiene en cuenta, y prevé la entrada de hasta 6 GW de capacidad de almacenamiento que debe apoyarse en los instrumentos de mercado para posibilitar su desarrollo. Así, generación, demanda y almacenamiento podrán aportar su firmeza y flexibilidad, con los mecanismos adecuados, para asegurar el suministro en todo momento.

Por tanto, la apuesta del Plan por electrificar debe ser la respuesta a estos objetivos que se plantean. El sector eléctrico asume el reto. Y está preparado para esta transición.

Las eléctricas se ponen firmes: renovables sí, pero con redes «adecuadas»

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Iberdrola, Endesa, Naturgy, EDP y Viesgo reclaman un esfuerzo que, insisten, «es de todos»

Insisten en que la electrificación es la protagonista de la descarbonización; hablan de objetivos ambiciosos pero «factibles y coherentes»; dicen que renovables sí, pero reclaman un sistema de redes adecuado. Las grandes eléctricas: Iberdrola, Naturgy, Endesa, EDP y Viesgo, integradas en Aelec (antigua Unesa), lo tienen claro: «Este año es crucial».

Quien habla es la presidenta de Aelec, Marina Serrano, que avisa: «El sector ha cambiado, pero va a cambiar muchísimo más. Estamos en un momento revulsivo». En un encuentro organizado este lunes por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), la presidenta de la patronal insistía: «No hay renovables si esa producción de energía eléctrica no se integra en las redes«.

Las eléctricas insisten en que hace falta definir «una red bien mallada y flexible«, que integre la energía renovable. «Ahí va a haber que hacer un esfuerzo, pero es un esfuerzo de todos», reseñó.

Alegaciones al PNIEC

Esta demanda, la de unas redes «adecuadas», es una de las que Iberdrola, Naturgy, Endesa, EDP y Viesgo remitieron a finales de marzo al ministerio para la Transición Ecológica mediante el documento de alegaciones al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). En dicho documento, al que tuvo acceso este periódico, las compañías explicaban que, para asegurar la integración de renovables, es preciso adaptar la planificación de redes eléctricas de transporte y distribución.

«Por ello, a fin de asegurar el necesario refuerzo y crecimiento de las líneas de distribución para la integración de la generación renovable, es preciso establecer un marco estable de retribución que asegure que se atraigan las inversiones necesarias«, escribía Aelec en el texto, que recogía que la inversión prevista en redes eléctricas se sitúa para el periodo 2021-2030 en 36.349 millones de euros para integrar un total de 57 GW de nueva capacidad.

«Esta inversión supone un 29% del total de inversiones previstas en renovables y redes eléctricas para alcanzar un 74% de renovables en 2030; valor que contrasta con el 47% de inversión en redes para la Unión Europea en el mismo periodo con un objetivo de integración de renovables sustancialmente inferior del 50%», reclamaban.

Asimismo, para el caso de las redes de transporte y distribución, Aelec señalaba que, descontando la inversión prevista en interconexiones, la inversión en España se sitúa en 32.071 millones hasta 2030. «Una cifra de inversión significativa que exige de medidas apropiadas para asegurar su desarrollo a través de una planificación y coordinación con las administraciones adecuada y, por supuesto, con estabilidad y certidumbre regulatoria garantizando una rentabilidad adecuada sobre la inversión», decía.

Electrificación «de la economía en general»

Para las grandes eléctricas, «hace falta una mayor electrificación de la economía en general». «No solo el sector eléctrico tiene que cambiar su forma de producción, sino que tiene que haber una mayor electrificación en el transporte, en los edificios…», explicaba Serrano.

En la práctica, la presidenta de Aelec se inclina por que «la tarifa sea eficiente, que los precios que se pagan en los peajes sean eficientes… y una fiscalidad acorde en la que no se penalice la electricidad como vector para la descarbonización». «La tarifa, lo que pasan los consumidores, tienen muchos cargos que no deberían estar», insiste.

Otro de los temas en los que se puso hincapié durante el encuentro organizado por la APIE fue el de la «neutralidad tecnológica». En él insistió la directora general de Negocios Comerciales y Química de Repsol, María Victoria Zingoni, que, ante la posible llegada de un nuevo Gobierno tras el 28-A, pedía que no se prohibiera la circulación de vehículos de combustión que cumplen con las últimas normativas europeas de emisiones.

Para Zingoni, la electrificación «no es la única solución». El coche eléctrico puede ayudar, pero queda mucho de desarrollo desde el punto de vista tecnológico. Hay que ver las emisiones de toda la cadena de producción de un vehículo eléctrico», recalcaba. Como Serrano, Zingoni pedía saber en qué terreno se está jugando: «Necesitas reglas de juego claras y a largo plazo, que nos permitan hacer las inversiones adecuadas y tomar las decisiones que tengamos que tomar», apuntaba.

El reto de las redes eléctricas

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Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL, para AGENDA DE LA EMPRESA, del foro de SMARTCITIES de GREENCITIES

Hace más de un siglo que el ser humano no entiende un mundo sin energía eléctrica, y hace un par de décadas que, poco a poco, no lo va entendiendo sin energía eléctrica limpia y sostenible.

El primer mundo, salvo excepciones coyunturales irresponsables, ha tomado partido en la lucha por el cambio climático.

La energía en general, y la eléctrica en particular por las posibilidades tecnológicas que ofrece, es uno de los vectores fundamentales para trabajar en favor del escenario sostenible a dejar a las futuras generaciones.

Las tecnologías de generación eléctrica limpia y renovable han tomado una vertiginosa senda de innovación que no sólo permite un presente exitoso, sino que augura la factibilidad de una ambiciosa senda hacia la total descarbonización del sector eléctrico. Podríamos llegar a pensar en un futuro en el que cada consumidor, del tipo que sea, fuese autosuficiente en su demanda de energía eléctrica a través de autoproducción renovable.

Pero al ser humano no le gusta estar solo y, atendiendo al fulgurante éxito de las redes sociales, parece que cada vez menos.

No es en absoluto previsible un futuro sin redes eléctricas que conecten grandes y pequeños generadores, medianos y pequeños consumidores-generadores y todo tipo de consumidores puros.

La red eléctrica de transporte y distribución es quien habilita a que todo actor del sistema eléctrico esté conectado con el resto. De hecho, su verdadero nombre debería llegar a ser “Red de Transporte, Distribución, Reparto e Intercambio”.

Pero, debemos hacernos una pregunta: ¿están las redes eléctricas preparadas para soportar los nuevos hábitos de generación y consumo sin poner en peligro la continuidad y calidad de suministro?

Analicemos unos cuantos hechos objetivos y su influencia sobre la red eléctrica antes de dar una respuesta:

  • Las fuentes de energía renovable son intermitentes y en cierta medida impredecibles. Eso implica la necesidad de poder regular y modular de forma rápida tanto las fuentes de generación como los consumos.
  • El avance tecnológico de la generación renovable permite fuentes de menor potencia embebidas en la red de distribución (tanto en media como en baja tensión) cerca de los consumos. Esto quiere decir que los flujos de energía eléctrica pueden ser bidireccionales, lo cual implica una necesaria sofisticación de los sistemas de protección.
  • Las directrices marcadas en el Paquete de Invierno de la Comisión Europea apuntan principalmente a un empoderamiento del consumidor y del consumidor-generador, a través de su capacidad de gestionar la demanda, auto producir y producir para terceros. Esto va a llevar irremisiblemente a una sofisticación de la operación del sistema.

Sin entrar en más detalles técnicos, la respuesta es clara: no, las redes eléctricas convencionales no están aún preparadas para soportar las nuevas solicitaciones a las que exponencialmente van a estar sometidas.

Es necesario dotar a las redes de la inteligencia suficiente, a través de su digitalización, que le permita soportar las nuevas solicitaciones a las que van a estar sometidas.

Automatización y supervisión de red y gestión integral de la información son conceptos fundamentales a incorporar progresivamente a las redes de distribución tanto en media como en baja tensión.

Las tecnologías necesarias para digitalizar la red están disponibles, pero las necesarias inversiones serán solo posibles con el adecuado marco retributivo que permita su progresiva implantación.

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