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Compensación de hasta el 20% en obra pública por las materias primas

crisis materias primas

El Gobierno prepara una norma para permitir la revisión de precios de los contratos.Fijará un umbral de entrada

Tras meses reclamando medidas para paliar el impacto del alza de las materias primas en la obra pública, el sector constructor por fin ha recibido respuesta del GobierNo. El Ejecutivo ya ha redactado el borrador de un decreto ley para compensar a los contratistas por una escalada de precios sin precedentes e intentar evitar así que continúen los retrasos en la ejecución de obras públicas, las paralizaciones e incluso cancelaciones puntuales de contratos, sin olvidar el creciente número de licitaciones desiertas. La norma que prepara el Gobierno establece una compensación de hasta el 20% del precio de adjudicación de la obra, al tiempo que fija un umbral del 8% para determinar qué obras se pueden acoger a esta revisión extraordinaria de precios.

Esto es, los contratistas deberán acreditar que el alza de los materiales excedió en ese porcentaje el importe certificado del contrato en 2021 (quedan excluiDas las subidas de precios anteriores, a pesar de que los materiales repuntaron con fuerza desde abril de 2020).

Para eso, se tomarán como referencia los precios de los materiales siderúrgicos, bituminosos,así como del aluminio y el cobre.

Se deberá acreditar que el alza de los materiales excede en al menos el 8% el importe del contrato

Queda fuera la revisión de los precios de la energía, a pesar de su más que notable impacto sobre la industria.

El sector analiza ahora un documento cuya redacción considera todavía “poco clara” y que “está generando dudas”,al tiempo que se encuentra a la espera de conocer los índices que se tomarán como referencia para acometer la revisión de precios, que aún no se han publicado. Pero ya existe un primer punto de fricción o discrepancia: la existencia de un umbral para acceder a las compensaciones. “Con el límite del 8% se quedarán muchas obras fuera y algunas muy tocadas”, advierten fuentes del sector, que se preguntan “por qué tiene que haber un mínimo de entrada cuando ya se te ha descontado la energía”.

Será el contratista principal el que pueda acceder a este mecanismo excepcional de reequilibrio de los contratos y el que deberá repercutir al subcontratista la parte que corresponda a la porción de la obra subcontratada, ya que éste no tendrá acción directa frente a la Administración.

La respuesta del Gobierno llega cuando la crisis de las materias primas ha dejado desiertas al menos 500 licitaciones públicas en toda España en menos de tres meses (entre noviembre de 2020 y el 20 de enero pasado), según un informe publicado a finales del mes pasado por la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). Proyectos en el dique seco por importe de 230 millones de euros. Se trata de un número insólito de obras sin licitantes en el mapa de la obra pública en España, donde el problema tradicionalmente ha sido el contrario: la fuerte competencia propiciaba la aparición de las llamadas bajas temerarias. Y se ha producido, además, en plena llegada de los fondos europeos, vitales para la recuperación de la economía española tras el paso devastador del Covid.

Ante el retraso en la respuesta del Gobierno, algunos organismos públicos, como Adif, ya están introduciendo cláusulas de revisión de precios en los  nuevos pliegos, mientras que algunas comunidades autónomas se han visto obligadas a relanzar licitaciones con los precios revisados al alza tras haber quedado desiertas las anteriores.

FUENTE: EXPANSIÓN

La ‘crisis de los microchips’, la falta de palés… Así afecta a los suministros la subida en las materias primas

Crisis-microchips

La escasez y aumento en el precio de varias materias primas causados por la recuperación de las economías tras el parón mundial por la Covid afecta desde principios de año a gran parte de la industria española. Una situación que ha devenido en el cierre de plantas y retrasos en obras por la falta de elementos tan aparentemente poco fundamentales como microchips y palés de madera.

Una de las industrias en donde se ha hecho más patente esta crisis de las materias primas ha sido en la industria automovilística. Seat pactó con los sindicatos a principios de año un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que afecta a más de 500 trabajadores y que se extiende hasta este mes de junio.

Volkswagen tiene previsto parar también durante junio un total de cuatro días su planta en Navarra, y Ford detendrá su producción en varias secciones de su planta de Almussafes durante diversos días hasta finales de mes.

Cristian Castillo, profesor de estudios económicos y empresariales y experto en Logística y Producción de la Universitat Oberta de Catalunya, señala que una de las claves del problema está en la deslocalización de la producción, que se ha llevado a Asia (y especialmente a China) la producción de muchos componentes y materias primas en las últimas décadas.

En 1990, destaca el experto de la UOC, Europa fabricaba el 44% de esos elementos a nivel mundial. Hoy en día solo produce el 9%. Ahora que estos problemas han quedado en evidencia, hay un proyecto de la UE para invertir 145.000 millones de euros en la investigación y desarrollo de toda una cadena logística para las primeras fábricas de semiconductores a nivel europeo.

«Evidentemente es una declaración positiva pero tiene que traducirse en hechos lo antes posible, porque poner a funcionar una fábrica de semiconductores no se hace de un día para otro: estamos hablando de unos 20.000 millones de euros de inversión como mínimo y unos tres o cuatro años de desarrollo», comenta.

Crisis de los microchips

Fuentes de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) señalan a 20minutos que en el primer cuatrimestre de 2021 las fábricas españolas de automoción han acumulado una caída del 13,4% en comparación con el mismo periodo de 2019.

«La extensión de la crisis de los microchips, junto con la lenta recuperación de la demanda procedente de los mercados europeos, al igual que del mercado español, están condicionando el ritmo de producción que nos mantienen todavía lejos de las cifras normales que deberían estar registrando nuestras fábricas», comentan las fuentes.

Con la reactivación de la producción tras la paralización por la pandemia, la demanda se ha incrementado «exponencialmente para compensar las caídas», y al no haber suficiente producción y exportación, se han producido estos «cuellos de botella entre el ritmo de abastecimiento y el nivel de demanda».

ANFAC la considera una situación coyuntural, aunque «se está alargando más tiempo del inicialmente previsto». De momento, la industria está ajustando los turnos y ritmos en las líneas de producción.

«Al menos hasta el segundo semestre no se prevé que se recupere la producción normalizada de microchips pero, posteriormente, se tendrá que ajustar a la demanda procedente de las diferentes industrias», explican desde la asociación.

Faltan hasta palés

Otro producto con problemas de suministro es menos tecnológico: la madera. Castillo señala que la que se usa en la construcción en Europa tiene origen tropical, y se importa predominantemente de África.

«Durante la última década China ha hecho muchas inversiones en esta industria en el continente africano y a día de hoy es quien controla esas exportaciones», comenta.

El incremento del consumo de la propia China para su sector de la construcción ha hecho que acapare gran parte de esa producción, con lo que está provocando «entre tres y cuatro meses de retrasos» en pedidos para el continente europeo».

Sebastián Molinero, secretario general de Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Material de Construcción (Andimac), confirma incrementos de costes en la madera, así como de metales, plásticos y derivados del petróleo, motivados por desajustes entre demanda y oferta a corto plazo. Todo ello deviene en problemas para obtener los productos, continuos cambios en los precios y retrasos en las entregas de obras.

«Un retraso en obra implica nuevos costes, porque el tiempo se tiene que pagar», explica. «Al final es una cadena que afecta a todo».

Molinero pone un ejemplo: hay escasez de palés. «La falta de madera de mínima calidad y su encarecimiento hace que incluso haya problemas para conseguir palés, con todo lo que implica en los procesos logísticos, porque las cargas en productos de construcción son muy pesadas y requieren de palés, y hasta eso es un problema».

Andimac, un punto de encuentro entre la industria de la construcción y la demanda profesional y particular, representa a 9.000 empresas con un volumen de facturación de unos 25.000 millones de euros. La asociación espera que esta crisis sea solo una fase de ajuste en la producción por la salida de la pandemia, y señala que varios informes económicos dicen que esta fase aguda en los precios no será «sostenida en el tiempo».

«Del mismo modo que hemos pasado de un año en el que se produjo un crack de las materias primas, recordemos que el petróleo llegó a cotizar a tipos negativos, ahora estamos en la fase contraria, primero Asia y ahora EE UU a un boom de demanda y todos los sistemas y cadenas de producción se tienen que acomodar», explica Molinero. «Las cadenas, que estaban en mínimos de producción, ahora tienen que volver a producir al mismo ritmo».

La semana pasada la Confederación Nacional de la Construcción demando que el Gobierno desbloquee la revisión de precios en los contratos de obra pública, porque los actuales ya no se corresponden con los costes estimados cuando se licitaron las obras.

La confederación calificó de rally lo que ha pasado en casos como el acero, cuyo precio se ha disparado casi un 50% en lo que va de año. Muchas empresas, advirtió, podrían optar por abandonar los proyectos para no tener que asumir los sobrecostes.

Subidas «abruptas» en los metales

La subida en los metales afecta también a otros sectores, como los de las empresas que se dedican al suministro de equipos, componentes y soluciones para las redes eléctricas. La Asociación Española de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos de Alta y Media Tensión (AFBEL) cuantifica los aumentos desde que comenzó la crisis del coronavirus: la chapa no magnética ha subido hasta un 70%, la chapa magnética un 50%, el acero inoxidable 30%, el cobre 55% y el aluminio un 35%.

Mar Duque, directora general de la asociación, explica que productos como los transformadores y las torres eléctricas tienen un «uso intensivo de materias primas», por lo que «esta situación inflacionista» obliga a trasladar a nuestros mercados grandes subidas de precios difícilmente asimilables.

Ello hace que las pymes que forman parte de la asociación corran el peligro de cierre. AFBEL aglutina a fabricantes de equipos eléctricos que se emplean en las redes eléctricas desde que se genera hasta que llega hasta el cliente final. Facturan alrededor de 4.000 millones de euros y 30.000 empleos directos e indirectos. 

Duque indica que los aumentos se están produciendo «de una manera muy abrupta y volátil». «Siempre ha habido subidas y bajadas, pero siempre habían sido sostenidas en el tiempo. Ahora son escalones muy grandes. la situación es muy complicada», señala.

Por ejemplo, el actual sobrecoste de las materias primas afecta a los transformadores eléctricos en más de un 25% de sus costes de producción.


FUENTE: 20 MINUTOS

El sector afronta las fuertes subidas de las materias primas sin poner en riesgo el despliegue de infraestructuras eléctricas en curso

materias primas

La patronal de bienes de equipo eléctrico, Afbel, pone en evidencia la volatilidad en los precios de materias primas críticas, la escasez de suministros de algunas de ellas y los problemas logísticos de transporte a nivel mundial como consecuencia de la COVID-19

La subida generalizada de los costes de las materias primas principales como el cobre, aluminio o acero, que en algunos casos rozan el 50%, junto con disrupciones en el aprovisionamiento, escasez mundial de microchips y problemas en el transporte mundial de mercancías, hace peligrar la competitividad del sector proveedor de la tecnología para la red eléctrica según advierte Afbel, la Asociación Española de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos de Alta y Media Tensión.

La patronal del transporte y distribución de bienes de equipo eléctrico ha puesto el foco no sólo en el fuerte incremento de precios que se están produciendo en los materiales para la fabricación, sino también en problemas de suministro y de transporte. Así, Afbel confirma el alza de los costes de las materias primas de las resinas aislantes en más de un 30%, del aceite mineral y aluminio en un 25% y de la chapa magnética del 20%. Además, destaca que el cobre y el acero han experimentado un crecimiento del 50% en sus precios.

Esta subida generalizada impacta en la rentabilidad y competitividad de este sector considerado esencial durante la pandemia. “Las extraordinarias inversiones en logística y, en paralelo, la volatilidad del precio de las materias primas ha provocado un aumento considerable de los costes a los que se unen las medidas de seguridad impuestas por la pandemia en un sector de márgenes ajustados”, alerta Mar Duque, Directora General de Afbel.

“Contar con una red eléctrica resiliente y un sector potente, competitivo y de altísima cualificación para desarrollar nuevas tecnologías digitales es vital en la transición energética”, apostilla.

Por otro lado, la escasez de suministros de semiconductores está ya ralentizando la producción de dispositivos electrónicos en todo el mundo. Esta falta de suministro tiene su origen en la dependencia de la industria manufacturera de un pequeño número de proveedores de semiconductores procedentes de Asia, cuyo mercado mundial ha variado tras el cambio de paradigma del uso de microchips debido a la pandemia. Los fabricantes de Afbel no son ajenos a este problema. Según Mar Duque “La digitalización de la red eléctrica ha supuesto la incorporación masiva de elementos electrónicos en los equipos convencionales“.

La industria española del sector representa más de 45 empresas que emplean a 26.000 trabajadores directa e indirectamente, sumando unas ventas anuales de aproximadamente 4.000 millones de euros. En cuanto a tecnología y productos, suponen más del 65% de las inversiones de equipamiento de conexión de renovables y del 90% del de las redes.

Antes de la irrupción de la COVID-19 se calculaba una inversión en redes en España de entre 38.000 y 46.000 millones de euros hasta 2030 mientras que la generación renovable traería consigo inversiones adicionales cercanas a los 7.000 millones de euros en equipos eléctricos por la descarbonización, la modernización y digitalización según el estudio realizado por Monitor Deloitte para AFBEL.

Los problemas de suministro y de transporte afectan al precio final del producto

Paralela a la escalada de precios de las materias primas, que se está produciendo tanto en España como en Europa, se suman disrupciones en el suministro. La tendencia al acaparamiento y a asegurar el stock para hacer frente a la demanda en caso de continuar los problemas logísticos puede conducir a deteriorar seriamente la competitividad de nuestras empresas y su posición de liderazgo a nivel europeo que tantos años ha costado construir.  “Además se contribuye a la especulación y a que los precios sigan subiendo, lo que finalmente redundará negativamente en los usuarios” alertan desde AFBEL.

Finalmente, los problemas de transporte derivados del nuevo flujo logístico mundial al arrancar el gigante chino sus exportaciones mientras el resto del mundo todavía sufre la Covid-19 está trayendo importantes consecuencias, entre ellas el cierre de puertas al mercado exterior de un sector que desde el 2012 ha sabido exportar el 40% de su producción.

Una vez más, Afbel revindica el importante papel que juegan los fabricantes de bienes de equipo eléctrico españoles en la electrificación de la economía ya que su misión es desarrollar nuevas tecnologías digitales y cadenas de valor potentes para adaptarse a los nuevos avances tecnológicos como los vehículos de cero emisiones y sus infraestructuras de recarga. También permiten hacer factible el rol activo de los consumidores a través del despliegue de la generación distribuida.