La música y la cultura apuestan por la electrificación basada en renovables para impulsar la transición energética del sector

  • Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación, ha moderado el encuentro ‘Conscious Talks: Cultura, música y electrificación’, en el que expertos del sector han hablado sobre la descarbonización y electrificación basada en renovables de la industria de los eventos culturales

  • El sector de la organización de eventos tiene una alta sensibilidad hacia la transición energética y un compromiso firme con la adopción de medidas de reducción de la huella ambiental, de eficiencia energética y del uso de la electrificación como piedra angular del suministro energético en su actividad

  • Los participantes coinciden en que, tanto los artistas como el público, están impulsando la transición energética y nuevos modelos respetuosos con el medio ambiente

Minimizar el impacto medioambiental de los eventos culturales es una preocupación creciente tanto de los organizadores como de los asistentes que, cada vez más, demandan soluciones ‘verdes’ que aborden de manera consciente y realista todos los aspectos de estos. 

Y es que las actividades culturales con un enfoque verde son cada vez más necesarias, debido a la situación de crisis climática, y también más valoradas por el consumidor que busca, ya no solo disfrutar de la actividad en sí, sino saber que está contribuyendo a una mayor sostenibilidad del entorno.  

Esta es una de las principales conclusiones del evento con formato de mesa redonda ‘Conscious Talks: Cultura, música y electrificación’, organizado por el Foro para la Electrificación. Durante la charla, celebrada en Madrid, los participantes expertos han abordado las necesidades y retos de sostenibilidad de los eventos culturales y profesionales y cómo la transición energética basada en una mayor electrificación es fundamental para reducir las emisiones y la huella de carbono. 

Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación, que ha moderado la sesión, asegura que “todo lo que nos ayude a reducir la huella de carbono y a contribuir a mejorar el cambio climático es importante. Estamos viendo cómo ha aumentado la tendencia por la sostenibilidad en todos los ámbitos de la vida, y el mundo de la cultura es uno de ellos: desde la literatura a la moda, pasando por supuesto por la música y los eventos. Es bien cierto que ya se están implementando medidas como el uso de fuentes de energía renovable, el autoconsumo o la promoción de la movilidad sostenible. Además, se están desarrollando tecnologías innovadoras para mejorar la eficiencia energética de los equipos de sonido, iluminación y otros elementos de producción”.

Concretamente, los conciertos y festivales de músicalos eventos más populares y exitosos de la industria de la música y el entretenimiento y también unos de los que realizan un uso más intensivo de la energía-, que están creciendo año a año en nuestro país aportando parte de su sello de identidad internacional, son un ejemplo de cómo se está avanzando en esta materia.  

Como explica Ana Gómez de Castro, New Business, PR & Education Manager de la empresa de organización de conciertos y festivales Live Nation Spain, “la situación actual es alarmante: hay hechos reales que nos alertan sobre el cambio climático y que nos avisan de la necesidad de descarbonización. En el mundo de los festivales los números han aumentado exponencialmente tras la pandemia y eso afecta a la sostenibilidad. Es fundamental la concienciación -que debe estar presente en todos los involucrados, desde el artista hasta el asistente-, así como la formación de las nuevas generaciones en esta materia para seguir avanzando. Esperemos que la sostenibilidad deje de ser un tema de conversación, porque eso significará que la hemos interiorizado como sociedad”. Para esta compañía, precisamente, la sostenibilidad de estos eventos está muy presente en ocho puntos fundamentales -emisiones y energía, uso de recursos y residuos (incluido el plástico), agua, comida, participación pública, contratación, transporte e impactos locales- que se agrupan en tres: cambio climático, eficiencia de recursos y compromiso público.

En esta línea, Arturo Paniagua, locutor, periodista y presentador de tendencias musicales, asegura que “la percepción de la sostenibilidad ha ido creciendo entre el público a medida que crecía el alcance de este tipo de eventos. Si hace unos años se podían ver estas medidas como una estrategia de márketing, hoy se ha avanzado mucho en concienciación. Se hace mucho -hay grandes ejemplos como la nueva gira sostenible de Coldplay, donde se ve cómo cada pequeño detalle puede ser susceptible de ser sostenible-, pero también hay que contarlo. La narrativa es la mejor forma de involucrar a la gente para que se sientan parte de este proceso y participen”.

Por su parte, Sila Lua, cantante, artista y productora conocida por su fuerte compromiso sostenible, coincide en que los artistas son los líderes de este movimiento. “Creo que tenemos la oportunidad de compartir este proceso y la evolución necesaria, de impactar con el ejemplo, creando momentos de ocio que no solo sean divertidos, sino que además tengan un impacto positivo. Los artistas somos la guerrilla de la sociedad y podemos impulsar el cambio no solo desde nuestro mensaje artístico, sino también con nuestros actos”, afirma.

Finalmente, Agustín García, consultor experto en eficiencia energética y huella de carbono en la plataforma para la organización de eventos sostenibles EPHYMERA SOSTENIBILIDAD apunta que, en este campo, es importante hacer las cosas por convencimiento y no por obligación. “Creo que es lo que se está haciendo, aunque es un proceso lento y debemos tener paciencia. Este sector tiene una gran capacidad de adaptación y hace un efecto escaparate que marca el camino de mejora, pero lo más importante a día de hoy es trabajar en insertar la idea de sostenibilidad en los planes de acción de este tipo de eventos, así como en avanzar en la regulación. La tecnología nos está ayudando mucho en este sentido, como la movilidad eléctrica, la iluminación led, etc., y hay que seguir de cerca estas medidas y aplicarlas en la medida de lo posible”, añade.

“Está cada vez más claro que la electrificación de los festivales no solo es posible, sino que también puede ser rentable y atractiva para el público, y la concienciación de todos los agentes participantes, como se ha demostrado aquí, es la clave. Absolutamente todas las actividades de nuestro día a día deben pasar por emitir menos CO2 a la atmósfera, y hemos aprendido aquí que el mundo de la cultura no puede ser una excepción, ni lo está siendo”, ha concluido Guillermo Amann.

La gastronomía apuesta por la electrificación basada en renovables para combatir la crisis energética

electrificación en la gastronomía

Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación ha moderado el webinar ‘Conscious Business: Gastronomía y electrificación. El futuro de la gastronomía sostenible’, en el que han participado Bosco López Landa, Paco García, Nil Rosique, Carmelo San Martín y Sergio Martín de las Heras

El Foro para la Electrificación ha celebrado ‘Conscious Business: Gastronomía y electrificación. El futuro de la gastronomía sostenible’, un webinar donde profesionales destacados han profundizado sobre las etapas y procesos necesarios, a lo largo de toda la cadena de valor, para que la comida llegue a nuestros platos de forma sostenible.

En esta jornada, desde el prisma de los ODS, se han abordado las evoluciones que se están implementando en este sector, tan importante en nuestro país, para conseguir minimizar su consumo energético y su impacto medioambiental y reducir al mínimo el desperdicio de recursos naturales. Para ello, recuerdan, es imprescindible tener en cuenta a toda la cadena de valor, desde el origen de los ingredientes y sus formas de su cultivo y/o producción, hasta su transporte a los mercados y cómo llegan finalmente a nuestra mesa.

Un webinar necesario, ahora más que nunca, puesto que es un sector clave en nuestro país que, teniendo en cuenta la producción agrícola, la distribución, el turismo gastronómico y la hostelería, supone el equivalente al 33% del PIB, dando empleo, además, al 18% del total de los trabajadores en España.

Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación, ha moderado la sesión en la que ha participado Bosco López Landa, Scout de Tecnología e Innovación en BOSCH y Co-founder en FVC Consulting; Paco García, director durante 22 años del restaurante con estrella Michelin El Lago y fundador de Calma-Eladio; Nil Rosique, Business Developement Partner de KROPTEK; Carmelo San Martín, gerente corporativo de Calidad y Medio Ambiente en Zamora Company – Ramón Bilbao; y Sergio Martín de las Heras, director de operaciones en Abadía Retuerta LeDomaine.

Bosco López Landa, Scout de Tecnología e Innovación en BOSCH y Co-founder en FVC Consulting, ha asegurado que “estos momentos de crisis energética traen consigo una serie de desafíos para las empresas a la hora de buscar nuevas cadenas de suministro y nuevas formas de hacer las cosas”, destacando también que “el consumidor cada vez está más concienciado y hay que ser transparentes para que comprueben que la eficiencia energética y la sostenibilidad son reales”. Además, ha destacado que la llamada OIT o internet de las cosas impacta también en la eficiencia energética aplicando algoritmos de control que ayudan, no solo a mejorar la experiencia de usuario, sino también a ahorrar a las familias.

Paco García, director durante 22 años del restaurante con estrella Michelin El Lago, fundador de Calma-Eladio y pionero y referente de la filosofía slow food y los productos Km0, ha destacado que “creamos Calma-Eladio por la necesidad del sector de encontrar productos de cercanía, para satisfacer su demanda”, porque mientras que cuando comenzaron era una actividad pionera, “ahora los restaurantes y hoteles se suman a los productos de cercanía o Km0 y de temporada, es una realidad y una corriente que no tiene marcha atrás, eliminando las cadenas de suministro”. También ha destacado la importancia del cambio en los pequeños y medianos agricultores con un caso real de uno de sus productores que afirma que “las placas solares son lo mejor que he sembrado nunca”, porque además de permitirle reducir drásticamente su factura le permiten, gracias a la sombra que proporcionan puede cultivar otras variedades.

Nil Rosique, Business Developement Partner de KROPTEK, ha ofrecido datos importantes: la agricultura tradicional es responsable de 1/3 nuestra huella de carbono y en 2050 necesitaríamos 2 planetas tierra para seguir produciendo para alimentar a la población humana, por ello crean granjas verticales totalmente controladas en las que se puede cultivar todo el año y sin necesidad de pesticidas, a la vez que “se elimina la cadena de suministro propiciando productos de Km0”, poniendo como ejemplo la granja que tienen en marcha en Canadá, permitiendo el cultivo, a pesar de las temperaturas extremas, de frutas y verduras que antes sólo podían importar desde California o México (a 8.000 km), ahorrando miles de kilómetros de transporte. También ha destacado el ahorro que supone este sistema, aun con la implantación de las infraestructuras necesarias, “poniéndolo en una balanza, 1gr de fruta o verdura importada, frente a 1 gr de fruta cultivada en una granja vertical supone un ahorro en 2022, de 92 zonas de emisiones de Co2 a la atmósfera y para 2023 (con la ampliación prevista) tenemos previsto reducir unas 180 toneladas de emisiones a la atmósfera”.

Carmelo San Martín, gerente corporativo de Calidad y Medio Ambiente en Zamora Company – Ramón Bilbao, ha destacado que desde Ramón Bilbao participan, junto con la Federación Española del Vino en hacer la certificación ‘Wineries for Climate Protection’ “accesible para todas las empresas del sector, independientemente de su tamaño” afirmado que para acceder a certificaciones de sostenibilidad como esta “las empresas tienen que tener una hoja de ruta para medir y conocer sus consumos, qué procesos o qué maquinaria están incrementando ese consumo y qué medidas pueden ser eficientes”, destacando 3 ejes: la energía, el consumidor y el equipo de la propia empresa. También ha destacado el trabajo de la bodega “tan vinculada, desde hace años, en la protección del medioambiente entendiéndolo como parte del crecimiento socioeconómico de la zona y su entorno”

Sergio Martín de las Heras, director de operaciones en Abadía Retuerta LeDomaine, ha recalcado que, desde el sector del lujo, “la sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad y los viajeros así lo entienden”, destacado lo importante que ha sido para su compañía, recibir la estrella verde Michelin, en 2020, que reconoce a los restaurantes que apuestan por la sostenibilidad y describiendo su modelo que incluye más de 35 productores locales, un centenar de productos de proximidad y su propio huerto orgánico, gestionado por un hortelano de la zona con agricultura sostenible. También cuentan con la certificación ‘Wineries for Climate Protection’ y al respecto ha profundizado en lo que han supuesto sus políticas de eficiencia energética poniendo por ejemplo el 30% de ahorro que ha supuesto la instalación de placas fotovoltaicas, como el consumo medio de 60 hogares españoles, también evita la emisión de unas 2.250 toneladas de Co2 en los próximos 20 años, “al final es cuidar del entorno y concienciar, tanto al huésped, como al equipo humano que forma Abadía Retuerta, de lo importante que es la sostenibilidad para nosotros.”

Finalmente, Guillermo Amann, portavoz del Foro para la Electrificación, ha concluido que “es importante como sociedad que seamos conscientes de todas las actividades que se engloban en el sector de la gastronomía y dar a conocer el esfuerzo que todas las empresas están realizando para acometer la electrificación necesaria para reducir las emisiones de Co2 y descarbonizar, también con la forma en la que comemos cada día, nuestra sociedad y economía”, destacando además “el reto que supone que el consumidor conozca todas las evoluciones y esfuerzos que se están realizando para que también pueda decidir comer de forma consciente y sostenible”.

Ingeteam contribuye a una electrificación más cibersegura

Ciberseguridad_ingeteam

El sector de la energía está inmerso en un profundo cambio impulsado por la descarbonización, la transición energética y la integración de energías renovables

En este contexto, la digitalización de la red juega un papel fundamental. Los equipos y sistemas que controlan y automatizan la red eléctrica deben digitalizarse e incorporar tecnologías y elementos de comunicación que permitan su acceso desde cualquier punto de la red. Dotar de inteligencia a la red eléctrica, conlleva asociado el reto de garantizar que su conectividad se lleve a cabo de manera segura, minimizando los riesgos de ciberataques o accesos no autorizados.

En Ingeteam hemos liderado el proyecto TrueValSec (Trust Technologies for Smart Grid value chain Cybersecurity), colaborando junto con otras empresas del sector y cuyo objetivo ha sido el de desarrollar nuevas tecnologías en materia de ciberseguridad para las redes inteligentes del futuro. El proyecto ha trabajado sobre la tesis de una ciberseguridad defensiva teniendo en cuenta todos los elementos que forman la cadena de valor, estableciendo mecanismos de defensa como son los sistemas de cifrado de baja latencia, para tratar que la red eléctrica sea impenetrable.

El proyecto ha contado con el apoyo del Gobierno Vasco a través del programa de apoyo a la I+D Hazitek 2021 y la cofinanciación de la Unión Europea a través de los fondos FEDER.

 

AFBEL lleva a la radio los retos y oportunidades actuales del sector de bienes de equipo eléctrico

Entrevista AFBEL_Conecta Ingeniería - Capital Radio
  • El 9 de junio de 2021, el programa CONECTA ENERGÍA de CAPITAL RADIO entrevistó a Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General, y Mar Duque, Directora General, quienes subrayaron los retos y oportunidades que afronta nuestro sector de bienes de equipo eléctricos y cómo se ha convertido en un claro estudio de caso en riesgo por las circunstancias coyunturales que estamos viviendo.

Entre otros, se destacó el papel fundamental que el PNIEC va a suponer para  el 2050, con ambiciosos objetivos medioambientales en la futura penetración de las renovables y que impone facilitar las inversiones en las redes eléctricas para que puedan evolucionar correctamente. La actual problemática con la volatilidad de los precios en las materias primas en un sector que se caracteriza por fabricar con uso intensivo en materias primas presenta un riesgo ya que este sobrecosto se debe trasladar al mercado. Esta situación de peligro para nuestra labor comercial como empresas solo podrá solucionarse con la publicación de unos índices actuales y sin decalaje en el tiempo y que a su vez comuniquen la situación real vivida por nuestras empresas, reto que AFBEL toma como inmediato.

Por último, y no menos importante, desde AFBEL se han trasladado los beneficios que supone la electrificación a la sociedad para conseguir la deseada descarbonización y como una subida del techo de gasto en las inversiones en las redes eléctricas es la forma de poder impulsar su correcta evolución. Esta evolución deberá ser medible y rectificada gracias a la publicación de unos índices que medirán el grado de electrificación en las infraestructuras eléctricas.

Los fabricantes de bienes de equipo eléctrico piden más iniciativas de empresas tractoras que arrastren hacia la nueva economía verde

nueva economía verde

AFBEL celebra la presentación de planes de inversión en la transición energética tan ambiciosos y potentes como los anunciados por Iberdrola con inversiones de 75.000 M€ hasta 2025

La presentación de planes de inversión en la transición energética tan ambiciosos y potentes como los anunciados por Iberdrola, con inversiones de 75.000 M€ hasta 2025 en Redes eléctricas y Renovables y electrificación de usos finales, reducirán el coste de la energía, fortalecerán la cadena de valor asociada y generarán empleo en los próximos dos o tres años según la Asociación Española de Fabricantes de Bienes de Equipo Eléctricos de Alta y Media Tensión (AFBEL), que aplaude este tipo de iniciativas por arrastrar a la industria y sociedad hacia una nueva economía verde.

Relanzar y preparar a la industria y a la sociedad para la nueva economía mundial, más sostenible, digital, eficiente y resiliente, es primordial ante la severidad de la crisis económica provocada por la pandemia. Por este motivo, para los fabricantes agrupados en AFBEL supone una oportunidad industrial real ante el relanzamiento de la economía en la era post-COVID.

La industria española del sector dispone del conocimiento, de la tecnología y de la cadena de valor fabril nacional para realizar la transformación energética, económica y social de una forma respetuosa con el medio ambiente y con las generaciones venideras.  La cadena de valor nacional asociada ya representa más del 65% de las inversiones en renovables y del 90% del de las redes.

Por otra parte, la electrificación de los usos finales beneficia a los ciudadanos y al tejido industrial español contribuyendo además a la mejora de la calidad del aire en nuestros municipios.

Según Guillermo Amann, Presidente de la Asamblea General de AFBEL, “Se necesitan más iniciativas de grandes empresas españolas, como la anunciada ayer por Iberdrola, que apuesten decididamente por la inversión y por el apalancamiento de la industria de este país. Esa es la senda que permitirá generar empleo, fortalecer el peso industrial de la economía española, incrementar las exportaciones, impulsar el crecimiento del PIB y generar desarrollo económico tan necesario en estos momentos.

Para AFBEL cualquier plan de inversión en electrificación de la economía a gran escala tiene efectos inmediatos en el país, como es el empleo generado en sectores que como el de la fabricación de bienes de equipo eléctrico, quienes están preparados para asumir el reto, y efectos de largo plazo, ya que la industria nacional será capaz de generar conocimiento, tecnología y profesionales preparados para la nueva economía mundial.

 

#webinarsAELEC: “La electrificación, tractor de la recuperación económica”

WebinarsAELEC

Los planes de salida de esta crisis deben ser una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida y un motor para transformar nuestra economía, de forma que sea más competitiva y resiliente a los efectos adversos, como los provocados por esta crisis sanitaria.

El proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, recién enviado al Congreso, y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) constituyen dos de las piezas normativas básicas en las que se incluyen un conjunto de medidas que son las que marcan los planes de descarbonización de la sociedad y son ahora la hoja de ruta de un programa que puede servir para fijar las medidas de recuperación de la economía. Con ello seremos capaces de contribuir a recuperar la senda del crecimiento económico y la creación de empleo de calidad y también estaremos sentando unas bases sólidas para lograr un futuro sostenible.

La electrificación de la economía será fundamental para lograrlo como demuestran el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el PNIEC, así como el Pacto Verde Europeo (European Green Deal), que también incide en la importancia de acometer “inversiones verdes” como palancas del crecimiento europeo y garantía de su sostenibilidad.

 

La movilidad eléctrica como instrumento imprescindible de la estrategia energética

movilidad eléctrica
Por Arturo Pérez de Lucia, Miembro del Comité Gestor del Foro para la Electrificación

La contaminación atmosférica es uno de los principales problemas que afectan a las ciudades y a sus habitantes, no solo debido a las emisiones de CO2, sino también a los óxidos de nitrógeno y micropartículas, que afectan a la salud. Por ello, todas las grandes ciudades del mundo centran sus esfuerzos en combatir estos riesgos y la movilidad eléctrica se presenta como la alternativa al transporte público, privado o compartido para la mejora de la calidad del aire, al tiempo que se implementan políticas de restricción e incluso prohibición en el acceso de vehículos de combustión a los centros urbanos.

El debate medioambiental enfrenta, de este modo, a las diversas tecnologías de propulsión, que no solo argumentan con vehemencia sus bondades frente al cambio climático, sino que, en su estrategia de defensa, cuestionan las de sus competidoras con planteamientos que en ocasiones flirtean con lo absurdo pero que muchos compran en función de sus propias creencias e intereses o por simple ignorancia.

Desde la perspectiva medioambiental, el vehículo eléctrico es el más eficaz por cuanto carece de emisiones contaminantes y acústicas en la propulsión y también en su análisis del pozo a la rueda si nos centramos en España, donde en torno al 70% de la generación eléctrica es libre de CO2. Aun así, el debate está servido y hay quien sigue cuestionando lo evidente.

Pero si hay algo que define a la movilidad eléctrica y que la diferencia absolutamente del resto de tecnologías de propulsión, si hay un argumento innegable e incuestionable que la hace destacar es su capacidad para poder interactuar con el sistema eléctrico, beneficiándolo, en un mundo cada vez más urbano basado en ciudades inteligentes que demandan cada vez más energía para mantener la calidad de vida de sus habitantes sin que ello afecte necesariamente al entorno y a la salud.

El vehículo eléctrico es movilidad sostenible, pero también y sobre todo, es eficiencia energética, no solo en su rendimiento, que supera el 90 por 100 mientras que otras no alcanzan el 30 por ciento, sino también como impulsor de las energías renovables, la generación distribuida, el almacenamiento energético y el autoconsumo.

De las renovables, porque la producción de energía eólica encuentra en su recarga un tándem ideal para evitar disipar una fuente autóctona y no contaminante que, sin el vehículo eléctrico, no encuentra aplicación y se desprecia frente a otros recursos fósiles. Al mismo tiempo, la producción fotovoltaica adquiere mayor relevancia cuando se combina con el vehículo eléctrico, ayudando a equilibrar la curva de demanda y minimizando las perversiones del sistema en periodos de gran consumo eléctrico.

De la generación distribuida, porque los vehículos eléctricos incorporan cada vez más baterías con mayores densidades energéticas, en el entorno de los 40 y 60 kWh, muy por encima de los consumos habituales diarios, que rondan los 15 kWh, disponiendo de una gran cantidad de energía acumulada que puede emplearse, en parte, para entregarla al sistema cuando sea preciso.

Del almacenamiento energético, porque la combinación de las energías renovables con el vehículo eléctrico precisa de estrategias de acumulación que reduzcan lo imprevisible de su generación. Los sistemas estacionarios con baterías ofrecen la opción de disponer de una electricidad acumulada barata y procedente de energías renovables en el momento en que se precise.

Del autoconsumo, porque empieza ya entenderse por parte de los gobiernos como una estrategia que lejos de amenazar la estabilidad del sistema eléctrico, contribuye a su seguridad y equilibrio. De este modo, la errónea implementación de políticas regulatorias que traten de constreñir su desarrollo llevará a impulsar la desconexión del sistema eléctrico por parte de aquellos agentes, ya sean ciudadanos, empresas e incluso, administraciones, que puedan permitirse generar con sus propios recursos la electricidad necesaria para sus consumos por medio de fuentes de energía renovables, lo que redundará en maleficio del resto de consumidores que, no pudiendo desacoplarse de la red, serán menos a repartirse los costes del sistema.

La otra opción, la que se baraja ahora en las estrategias nacionales de energía, se basa en un sistema de mecanismos regulatorios que favorezca el autoconsumo sin que ello suponga la necesidad de desacoplarse del sistema, antes al contrario, que suponga un reclamo como estrategia de mejora del mismo, ayudando a equilibrar la curva de demanda y a evitar las perversiones propias de un mercado de oferta y demanda por medio de un sistema de gestión y remuneración inteligente que, siendo más complejo, resulta más beneficioso para el conjunto de la sociedad.

En definitiva, los vehículos eléctricos pueden ser una carga flexible en las redes eléctricas, integrándose cuando resultan beneficiosos para su gestión, por ejemplo, cuando hay un exceso de energía eólica y solar disponible y cuando la demanda de electricidad es baja, o cuando sucede todo lo contrario. Su interacción con el sistema hace de la movilidad eléctrica un modo de propulsión único, inigualable, necesario e imprescindible para el desarrollo sostenible y la eficiencia energética.

Electrificación y política nacional de energía y clima

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Por Paloma Sevilla, Miembro del Comité Gestor del Foro para la Electrificación

El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de remitir a la Comisión Europea su borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el que se presentan los compromisos que adquiere España en esta materia para el 2030. Pero el proceso continúa, ahora se esperan los comentarios de la Comisión Europea en junio y su versión definitiva debe estar lista antes de que finalice el año.

Un primer comentario es que a todas luces presenta unos objetivos muy «ambiciosos» a 2030. Sin embargo, creemos que son factibles y coherentes con el objetivo de alcanzar la neutralidad carbónica en 2050: 21% de reducción de emisiones de emisiones, 42% de renovables sobre el uso final de la energía, 39,6% de mejora de la eficiencia energética y 74% de renovables eléctricas.

Desde el Foro para la electrificación creemos que esto sólo será posible a través del proceso de electrificación de la economía. Si no se sigue este camino, alcanzar los compromisos será a un coste muy superior o, a lo mejor, no será.

Y para hacerlo posible destacan dos elementos fundamentales: las renovables eléctricas y las redes eléctricas. Hasta ahora la producción eléctrica a partir de fuentes renovables ha demostrado ser la más eficaz en la reducción de emisiones de forma masiva. Por su parte, las redes están llamadas a jugar un papel fundamental para poder integrar la producción renovable.

El Plan presenta unas inversiones en renovables eléctricas de casi 90.000 millones de euros, en una década, para instalar más de 50.000 MW de nueva potencia. Un primer requisito para atraer este volumen de inversión debe ser la existencia de un marco regulatorio adecuado, lo que pasa por fomentar la neutralidad tecnológica de forma que se favorezca a estas tecnologías y, a su vez, por apoyarse en el uso de mecanismos de mercado que aseguren que se realiza al menor coste posible.

Por su parte, para las redes se fija una inversión de unos 38.000 millones para definir una red bien mallada y flexible que integre toda esta energía renovable, y muy especialmente en la baja tensión, donde las opciones de autoconsumo y generación distribuida serán otras alternativas llamadas a jugar un papel esencial y, además, empoderar al consumidor. De nuevo, un marco regulatorio estable que sea capaz de atraer esta inversión se presenta fundamental.

Pero no basta con invertir en producción y en redes. Hay que electrificar. Lo que también permite mejorar la eficiencia energética. Y hay que hacerlo de manera que no se comprometa la sostenibilidad del sistema eléctrico ni la competitividad de la economía. Por ello, se deben facilitar estos nuevos usos eléctricos que están por venir, por ejemplo, en movilidad eléctrica o en calefacción/refrigeración, a la vez que se favorece el uso eléctrico en la industria.

En este sentido, la electrificación de la demanda sólo será posible por medio de una tarifa eficiente, así como de una fiscalidad que no penalice la electricidad como vector energético para la descarbonización. La reforma de las tarifas eléctricas que viene debería tender a eliminar los cargos de política energética, así como a modernizar los peajes eléctricos que incentiven el uso adecuado de la red.

Y no debemos tampoco olvidar que hay que garantizar el suministro, o la transición hacia el consumo eléctrico se verá ralentizada. El Plan lo tiene en cuenta, y prevé la entrada de hasta 6 GW de capacidad de almacenamiento que debe apoyarse en los instrumentos de mercado para posibilitar su desarrollo. Así, generación, demanda y almacenamiento podrán aportar su firmeza y flexibilidad, con los mecanismos adecuados, para asegurar el suministro en todo momento.

Por tanto, la apuesta del Plan por electrificar debe ser la respuesta a estos objetivos que se plantean. El sector eléctrico asume el reto. Y está preparado para esta transición.

Un mundo más eléctrico y más limpio

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Por Leonardo Hervás, miembro del Comité Gestor del Foro para la Electrificación, para Cinco Días

Los Estados deben plantearse seriamente las acciones para cumplir con el Acuerdo de París

Queda apenas un año para que entre en vigor el Acuerdo de París y los Estados miembros deben plantearse de forma seria las acciones que van a realizar para poder cumplir con los objetivos medioambientales planteados.

En la COP24 que se ha celebrado este mes en el seno de las Naciones Unidas se presentó el Emissions Gap Report 2018. Este informe analiza la distancia entre la senda de emisiones con las políticas y objetivos actuales y las sendas que serían consistentes con el objetivo de frenar el calentamiento global en 2 grados y 1,5 grados respectivamente. Las conclusiones del informe son claras: aún es posible cumplir los objetivos marcados en París, pero los compromisos adquiridos actualmente por los Estados no serán suficientes para evitar una subida superior a los 2 grados centígrados.

Se puede debatir mucho sobre los caminos a seguir para cumplir con este reto, pero lo que parece claro es que el mejor CO2 es el que no se emite. Atendiendo al desarrollo tecnológico actual y al uso intensivo de energía de la sociedad, el camino deberá contar con un mayor protagonismo de la electricidad, una energía que se puede generar sin emitir CO2 a la atmósfera, es barata, fiable, eficiente y limpia.

La Agencia Internacional de la Energía lo pone de manifiesto en su informe anual presentado el pasado mes de noviembre, asegurando que la electricidad será la estrella del proceso de transformación. Considera que el potencial de la electricidad es enorme, asegurando que es técnicamente viable que el 65% de la energía final consumida sea eléctrica. En España hoy el porcentaje que supone la energía eléctrica está en el 24% y, según Deloitte, para cumplir con los objetivos medioambientales deberíamos avanzar hasta un 35% de electrificación en 2030. Es posible que a un ciudadano de a pie le digan poco estos números. Quizá baste con que pensemos que al menos deberíamos ser capaces de sustituir por electricidad la energía que almacenan los combustibles de los depósitos de nuestros vehículos, y ser más eficientes medioambientalmente en la forma en que consumimos energía en nuestros hogares y en nuestros trabajos.

Para conseguir este incremento del uso de la electricidad, primero tendríamos que ser capaces de producir una mayor cantidad de electricidad sin emitir CO2. Por suerte, la tecnología ya permite generar energía renovable a un precio competitivo y, no solo eso, también existen alternativas renovables gestionables que junto con tecnologías de almacenamiento nos permitirán iniciar el proceso de transformación del mix energético. Este proceso no será inmediato, requerirá planificación y suficiente tiempo para garantizar un relevo con garantías en todos los sentidos: técnicas, medioambientales, económicas y sociales.

Una vez que tengamos suficiente capacidad de generación, tendremos que asegurar que esta energía pueda llegar a los ciudadanos cuando estos la necesiten y, al menos, a los niveles de calidad actuales. Las redes deberán afrontar dos retos muy relevantes: por un lado, deberán ser capaces de gestionar la presencia mayoritaria de fuentes de generación condicionadas por la disponibilidad del sol y del viento. Y, por otro lado, se atisba un futuro en el que el papel del consumidor cambiará radicalmente. Las nuevas tecnologías, la digitalización, el desarrollo del almacenamiento o el vehículo eléctrico permitirán transformar al consumidor en un actor activo dentro de una red cada vez más interactiva.

Por último, nos quedaría que los ciudadanos eligieran la electricidad para sustituir a las otras energías más contaminantes que se usan en la actualidad. En este ámbito, los aspectos de mayor potencial de crecimiento estarían en la calefacción y climatización de nuestros hogares y, cómo no, en el desplazamiento por carretera. No cabe ninguna duda de que el coche eléctrico nos permitiría conseguir una reducción decisiva de las emisiones de CO2 y contribuiría a que los habitantes de las ciudades disfruten de un aire más limpio. Poco a poco hay mayor presencia de vehículos eléctricos de todo tipo en las ciudades y vemos cómo se desarrollan modelos de negocio que son rápidamente adoptados por los ciudadanos; por ello es una cuestión de tiempo que esta tecnología limpia se imponga.

La Agencia Internacional de la Energía puso de manifiesto en su informe que, para que se produzca esta transformación, las señales de inversión vendrían dadas en un 70% por las políticas de los Estados y solo en un 30% por señales de precios de los mercados. Ante esta situación, es preciso que los Gobiernos y los representantes de los ciudadanos cobren conciencia del reto, de su magnitud, y tomen medidas claras para iniciar el camino. Es necesario un consenso de Estado que no se vea afectado por intereses políticos de corto plazo.

Pero no solo los Gobiernos han de actuar: los ciudadanos también tenemos que hacerlo pues somos nosotros quienes, en última instancia, decidimos cómo consumimos y qué tipo de energía. Aquí hay mucho camino por hacer. Tenemos que reflexionar sobre cómo usamos la energía pues muchas veces la consumimos de forma innecesaria. También deberemos plantearnos si no habría otras alternativas más limpias y eficientes. Sin duda, podemos hacer nuestro día a día más limpio con la electricidad: cocinar, calentar o refrigerar nuestros hogares, desplazarnos para ir a trabajar o visitar a nuestras familias…

Como ciudadanos tenemos que concienciarnos sobre la importancia que tiene dejar un futuro viable a las generaciones venideras. Tenemos que actuar desde nuestro día a día y exigir a nuestros representantes políticos que impulsen de forma decidida el cambio.

Las redes eléctricas claves para la electrificación de la economía

redes eléctricas

Por Guillermo Amann, Presidente de Asamblea General de AFBEL

Fiel a los compromisos adquiridos en la COP de Paris, la Unión Europea está impulsando el desarrollo hacia una economía baja en carbono y más eficiente en el uso de los recursos, mediante distintas políticas energéticas que se han concretado en unos objetivos de obligado cumplimiento, siendo éstos para el horizonte 2030-2050 muy ambiciosos. La transición hacia la descarbonización de nuestra economía es, hoy, una realidad y la adopción de estos objetivos demuestra que la Unión Europea quiere liderar este proceso de cambio. Es una realidad que todos los agentes involucrados en el sector energético están trabajando en soluciones cada vez menos emisoras de CO2, pero es también evidente que el vector eléctrico es el que está consiguiendo logros más evidentes con unos grados de penetración de generación de origen renovable impensable hace unos pocos años. La economía se va a electrificar progresivamente en sectores como el transporte por carretera, climatización e incluso en algunos procesos industriales intensivos en energía.

Esta transición no solo está afectando a las diferentes tecnologías de producción de electricidad sino también a su demanda y consumo. Los consumidores tienen cada vez una mayor concienciación sobre sus consumos energéticos y el suministro de energía más limpia, por lo que están adoptando un papel cada vez más comprometido y activo en el uso de los recursos energéticos a través de la eficiencia. Esto hace que la sociedad sea consiente y partícipe de aspectos como el avance de las energías renovables, el desarrollo de la generación distribuida, la necesidad del impulso al desarrollo del vehículo eléctrico o las novedades tecnológicas orientadas al consumo inteligente, la digitalización o el almacenamiento de energía.

Nos encontramos en un proceso de cambio. Un proceso de cambio en el que nuestro sistema eléctrico se enfrenta a una serie de retos en los que las redes eléctricas tienen que jugar un papel clave. Las redes eléctricas son, y seguirán siendo, el espacio común en donde tienen que operar todos los agentes, la palanca clave en la transición energética, ya que de su modernización y digitalización depende el desarrollo de los factores fundamentales para la descarbonización de la economía como son el desarrollo de la generación distribuida, el incremento de las energías renovables o la mayor penetración del vehículo eléctrico.

La digitalización y la automatización de las redes es uno de los pilares estratégicos que se tiene que tener como prioridad en esta transición hacia el nuevo modelo energético. Esta modernización de las redes eléctricas no solo implica la introducción de nueva tecnología orientada a la mejora de la operación del sistema, sino también, orientada a cumplir con las nuevas necesidades que tienen los prosumidores, aumentando su bienestar y eficiencia económica.

Se prevé que el prosumidor interactúe con la red, favoreciendo una gestión más eficiente del sistema eléctrico. Además, en momentos en los que la demanda de electricidad del sistema sea máxima, picos de demanda, las propias instalaciones de generación o las baterías eléctricas domesticas podrían volcar la electricidad de vuelta a la red, aplanando de esta forma la curva de demanda, lo que a su vez reduciría la necesidad de aumentar la capacidad de la red eléctrica. Estos avances permitirán al prosumidor tomar decisiones a tiempo real sobre cuándo, cómo y dónde consumir su energía, a la vez que mejorará de una manera notable la calidad del servicio y del suministro.

Por todo esto, las redes eléctricas son un elemento fundamental en la transición energética, integrando nuevos puntos de conexión tanto renovables como de recarga, siendo capaces de gestionar flujos de electricidad bidireccionales y adaptándose a las nuevas necesidades de todos los agentes. Sin embargo, esta modernización de las redes requerirá de la realización de nuevas inversiones a futuro que deberán de ir destinadas a fomentar la electrificación de la economía, aumentar las interconexiones internacionales, actualizar la red de media y baja tensión, desarrollar su digitalización y favorecer su automatización y modernización. No hay que olvidar que estas inversiones al tratar, en gran medida, de responder a retos tecnológicos, los nuevos puestos de trabajo que con ello se crea, son de cada vez más alta cualificación en el sector de bienes de equipo eléctrico y sus nuevas tecnologías asociadas. Además, potenciarán el desarrollo económico de todo el país, creando nuevas industrias y nuevos modelos de negocio.

El sector representado por AFBEL es puntero tecnológicamente y netamente exportador (aproximadamente un 50% de la facturación del sector), que genera un 0,5% del PIB nacional y un empleo directo e indirecto en España de más de 30.000 personas de alta cualificación.

En conclusión, las redes eléctricas tienen un papel estratégico como facilitadoras de la transición hacia un nuevo modelo energético y la descarbonización de la economía, al permitir la integración del resto de tecnologías de forma eficiente y efectiva. Por ello, en los próximos años las redes deberán experimentar un conjunto de actualizaciones y refuerzos, haciéndose cada vez más automatizadas y digitales, incorporando nuevas tecnologías, nuevos usuarios y nuevos servicios.