La UE movilizará 45.000 millones para ser una potencia global en chips y prevenir futuras crisis

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La Comisión Europea ha presentado este martes una estrategia con la que aspira a movilizar 13.000 millones de euros en inversión pública para cuadruplicar la producción de semiconductores en Europa de aquí a 2030 y lograr así al menos un 20% del mercado global, además de evitar problemas de suministro en el futuro. En total, se movilizarán más de 45.000 millones de euros de inversión pública y privada para prevenir, anticipar y responder a cualquier interrupción futura de las cadenas de suministro.

«La pandemia ha puesto dolorosamente de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro de chips. La escasez mundial ha ralentizado mucho nuestra recuperación. Hemos visto que líneas enteras de producción se paralizaron, por ejemplo con los coches. Mientras la demanda aumentaba, no podíamos suministrar lo necesario debido a la falta de chips. Así que esta ley llega absolutamente en el momento oportuno», ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que en un movimiento poco habitual, ha presentado ella misma la propuesta.

A corto plazo, la estrategia aspira a mejorar la coordinación entre los gobiernos y la Comisión para responder en caso de crisis; a medio plazo, reforzar la capacidad de innovación, investigación y fabricación de chips en la UE, además de hacer más resistente al bloque en caso de crisis; y, a largo, hacer de Europa un líder tecnológico en los mercados globales. «Nos hemos fijado el objetivo de tener en 2030 el 20% de la cuota de mercado mundial de producción de chips aquí en Europa. Ahora mismo estamos en el 9%», ha explicado von der Leyen, «pero sabiendo que la demanda en el mercado mundial se duplicará durante ese tiempo, significa básicamente cuadruplicar nuestros esfuerzos».

El pilar más importante del plan de la Comisión es aumentar considerablemente la inversión en este sector, aunando esfuerzos públicos y privados. Sobre la mesa, un paquete de financiación que reunirá 11.000 millones de euros en inversiones públicas tanto procedentes de la UE como de los distintos gobiernos, además de un apoyo a las pequeñas y medianas empresas e nueva creación de de entre 2.000 y 6.000 millones. Esto se suma a los alrededor de 30.000 millones que ya estaban previstos a través del fondo de recuperación o programas como Horizonte Europa. Bruselas llama además a que los inversores privados contribuyan también a aumentar los fondos destinados a esta tecnología.

Inversión, innovación y producción

Europa, con importantes centros de investigación y desarrollo en Bélgica, Francia o Alemania, es líder mundial en este ámbito. La Comisión quiere impulsar este trabajo, apoyando en particular el desarrollo de tecnologías como transistores de bajo consumo o tecnologías de apoyo a la inteligencia artificial. Pero además quiere garantizar que esa innovación se traduzca en productos viables en el mercado, salvar la brecha entre desarrollo y producción. «Europa es el continente donde han comenzado todas las revoluciones industriales. Y puedes ser el hogar de la próxima revolución industrial»,  ha dicho la presidenta.

Para esto, Europa necesita que las instalaciones, que tienen un enorme coste inicial, estén a la altura del reto. Una de las medidas que propone la Comisión es flexibilizar las ayudas de estado para garantizar que fluya el dinero para poner en marcha fábricas en las que se diseñen y produzcan componentes. La propuesta no es tanto un cambio de las normas, sino más bien abrir la puerta abiertamente al uso de una provisión de la actual legislación para un sector muy concreto. En particular, aquellas actividades en las que su potencial, por ejemplo para poner en marcha proyectos que no existirían sin apoyo público, superen los posibles efectos negativos en el comercio y la competencia.

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El último pilar del plan apunta directamente a las cadenas de suministro. «Ningún país e incluso ningún continente puede ser totalmente autosuficiente. Esto es imposible. Europa siempre trabajará para mantener abiertos los mercados globales y para mantenerlos conectados. Esto va en interés del mundo y en nuestro propio interés», ha asegurado la presidenta. Por eso la UE trabaja para establecer acuerdos con otros grandes productores de chips como Estados Unidos o Japón. «Se trata de equilibrar las interdependencias y de fiabilidad», ha añadido.

Pero el objetivo no es solo contribuir al libre comercio o reforzar alianzas, también dar las herramientas a la UE para garantizar el suministro en caso de crisis. Una medida, un último resorte, que permitiría impedir si fuera necesario las exportaciones de chips fabricados en Europa si la producción en el continente está en peligro.


FUENTE: EL ECONOMISTA