Gedelsa es una empresa familiar dedicada a la fabricación y reparación de transformadores de potencia y distribución. Situados en puntos clave de la red, estos equipos están sometidos a una normativa muy estricta. Hablamos con Mar Olmedo, CEO de la compañía, de la situación del sector y de los planes de la compañía.
Gedelsa es una de las compañías de referencia en la fabricación de transformadores ¿En qué mercados está presente?
Transformadores Gedelsa es la tercera generación de una empresa familiar que fundó mi abuelo hace más de 65 años, dedicada a la fabricación y reparación de transformadores de distribución y potencia, sobre todo para compañías eléctricas, aunque también trabajamos con clientes privados. Desarrollamos nuestra actividad en unas modernas instalaciones de más de 25.000 m2 en Salamanca, que ampliaremos en breve con la adquisición de otra nave para almacenar la materia prima que necesitamos para fabricar nuestros productos. En estos años hemos fabricado más de 65.000 transformadores. Todos los materiales con los que trabajamos son europeos y de primera calidad, lo que nos permite tener unos estándares de calidad, tanto a nivel de proceso como de producto, muy elevados. Además del mercado nacional, trabajamos con compañías eléctricas en Reino Unido, Rumanía e Italia y hemos participado en proyectos puntuales en países como Marruecos, Chile, Francia, Portugal, Angola, Nigeria, etc.
Los transformadores están sometidos a unos controles muy rigurosos ¿Qué normativas tienen que cumplir?
El transformador es la pieza clave que permite el uso de la electricidad y está situado en puntos clave de la red, de ahí que esté muy regulado y sometido a una normativa muy estricta. Para poder suministrar a las compañías eléctricas, todos nuestros productos tienen que estar homologados acorde con las normativas propias de cada compañía y cumplir las normativas nacionales e internacionales (IEC, EN y UNE). Además, en España, hay un escalón más de dificultad. A diferencia de lo que sucede en el resto de Europa, donde toda la red eléctrica trabaja, fundamentalmente, a 20 kV y 30 kV, en España cada compañía eléctrica trabaja con sus niveles de tensión y, además, dentro de cada zona, cada compañía tiene su propia tensión. Esto se traduce en una serie infinita de transformadores que tenemos que fabricar, lo que dificulta mucho el trabajo a la hora de mantener un nivel de producción estable y una rentabilidad y márgenes eficientes. De ahí que llevemos años luchando para que las compañías distribuidoras se pongan de acuerdo en las tensiones en las que quieren trabajar y se homogenicen con Europa.
¿Qué pasos tienen que seguir para poder trabajar con compañías eléctricas?
Trabajamos con contratos a largo plazo, de entre 3 y 5 años. Cada compañía saca a concurso una serie de referencias y de cantidades, que no se sabe si van a ser reales o no y para las que obligatoriamente tienes que estar homologado, y licitas. Das una serie de precios y ellas deciden qué adjudicarte. Pero todo esto es orientativo, porque en esos 3-5 años te pueden pedir cualquiera de las referencias para las que has ofertado, aunque no te las hayan adjudicado. Durante los años que dura el contrato tenemos revisiones de los precios que estamos ofertando. En cierto sentido esto es beneficioso porque si hay una fluctuación de materias primas como la que estamos viviendo en estos últimos tiempos, te permite revisar unos precios que has dado hace dos años. El problema es que si esta revisión es, por ejemplo, trimestral, y cada recopilación de datos en la que se basan estos índices suele ir con un tiempo de decalaje, dichas revisiones no suelen ir acompasadas a la realidad que estamos viviendo en el mercado. Otro problema al que también nos enfrentamos es el de las materias primas. Las que se utilizan ahora mismo para fabricar los transformadores tienen un plazo medio de entrega de entre 3 y 4 meses, pero nosotros tenemos que entregar los trafos a la compañía eléctrica en un plazo de entre 6 y 8 semanas, lo que significa que necesitamos tener un stock de materias primas para prácticamente todas las referencias para poder hacer esas entregas.
¿Les está beneficiando el desarrollo de los nuevos proyectos renovables en España?
De todos los parques que se están haciendo, tanto solares como eólicos, no estamos viendo absolutamente nada, porque todos los proyectos vienen «llave en mano» desde fuera, fundamentalmente de China. No porque el sector de las renovables en España esté creciendo un 50% o 60% los fabricantes de transformadores o de celdas estamos creciendo en la misma proporción. Como mucho, nos llega alguna consulta para repotenciación, pero nada más. En lo que sí estamos entrando es en pequeños proyectos fotovoltaicos en Portugal, donde hay parques de 1 MW que no necesitan autorización, y también a través de epecistas que están haciendo parques en Honduras, Chile, Reino Unido, que son los que van con el proyecto «llave en mano» desde aquí y que nos piden el transformador a nosotros.
Pero todos estos proyectos tendrán que conectarse a la red y ahí sí habrá negocio.
Es cierto que aunque no estemos entrando en los proyectos en sí, que es donde está el grueso de las inversiones, en esa fase de conexión sí que entrarían nuestros transformadores. El problema que tenemos es la retribución. Si no es correcta o si seguimos trabajando con retribuciones del año 2019 o de 2021, o registrando la retribución de 2019 en 2024, está claro que los planes de inversión de las distribuidoras es imposible que tengan una mínima previsión de qué es lo que van a hacer. Y si no hay retribución no hay inversión, y al final nos acabaremos quedando sin la red que necesitamos para poder llegar a cumplir los objetivos. En España vamos con retraso y no vamos a cumplir el PNIEC, pero la electrificación de la economía y la descarbonización son una necesidad y no se podrán conseguir sin las inversiones necesarias. En este momento no se está invirtiendo porque a las distribuidoras no se les está retribuyendo en la manera que ellas están requiriendo. No me voy a meter en si la retribución es buena o mala, o si es alta o baja, pero tal y como están planteados los planes de retribución, no están acordes con lo que son las necesidades reales de la red. Para una situación normal, igual es correcto que se estén revisando inversiones que se hicieron hace tres años, pero para una situación actual, en la que necesitas descarbonizar, electrificar, meter renovables para cumplir los objetivos, o cambias el plan de retribución o lo flexibilizas de alguna manera.
¿Cómo está evolucionando la tecnología?
En Gedelsa estamos desarrollando nuevos productos acorde a las nuevas necesidades de la red. Uno de ellos es el transformador inteligente, que, sin duda, ayudará a acelerar la descarbonización y cumplir los objetivos. Antes, la red eléctrica era unidireccional, pero ahora, con las renovables y el autoconsumo, está empezando a tener otros inputs, experimentando una bidireccionalidad que antes no existía. Ahora, desde los propios puntos de consumo, puedo verter a la red y eso, de alguna manera, tiene que estar controlado. Hasta ahora el transformador, que tiene una vida media de entre 50 y 60 años, era una máquina totalmente estática y los cambios se hacían manualmente, lo que obligaba a tener que cortar el suministro para intervenir en ese transformador. En cambio, el transformador inteligente es una máquina dinámica que lleva integrado un regulador automático en carga que permite hacer actuaciones en remoto y establecer una comunicación en tiempo real y a través de un algoritmo externo que permite inferir sobre ellos para elegir la regulación necesaria en función de si hay una planta fotovoltaica que, en ese momento, tenga excedentes y haya que hacer una regulación aguas arriba o si estoy notando que tengo un pico de consumo porque en una zona todas las casas tienen coches eléctricos y necesito un mayor consumo durante la noche y tengo que hacer un cambio de regulación aguas abajo para permitir que el transformador sea más eficiente en el otro sentido. Todo esto supone un salto y un avance tecnológico importantísimos. Sin embargo, todo está parado porque las distribuidoras no tienen reconocido este input o salto de tecnología y, por tanto, son inversiones que no se están haciendo y que son las que van a permitir el desarrollo de la red eléctrica en el futuro.